Algunos errores en la estrategia de crecimiento independentista

He escrito mucho sobre el error de un sector de líderes independentistas que prefieren hacer arengas para los más convencidos y que lo que generan en el fondo es un cierto divorcio entre el sector nuclear independentista y la sociedad catalana. Pero por una vez voy a mirar otro error estratégico del independentismo, y es el que realizan las dos líneas que buscan ampliar la base.

Por un lado tenemos la vía de la CUP que anuncia hacer procesos constituyentes que ayuden a sumar ciudadanos a la causa de la República a través de la oportunidad de cambio y transformación que se abre. Por otro lado tenemos una estrategia algo más pragmática de ERC que es ir a ocupar el espacio de Comunes y en parte del PSC con un proyecto soberanista pero con una marcada agenda social. Ambas son buenas ideas pero adolecen de algunos problemas.

En el primer caso los procesos constituyentes son siempre posteriores a la determinación del demos. Podemos hacernos trampas al solitario y decir que hacemos un debate constituyente sobre una hipotética República catalana que si las personas a las que nos dirigimos no tienen una identidad catalana fuerte, no se sentirán llamados. Estos procesos constituyentes pueden quitar obstáculos a personas que ya se sienten identificadas con el demos catalán y no con el demo español, pero les cause miedo el cambio. En el mejor de los casos, y si la CUP tuviera un éxito aplastante, lo más seguro es que esto ayude a un cambio constituyente en el resto del estado al estilo de lo que ocurrió reciéntemente en Islandia que a la creación de un estado nuevo.

En el segundo tenemos una carencia de la estrategia. Los nacionalismos cívicos modernos y más el catalán siempre han incluído elementos de cohesión social, de ascensor social y de ofrecer oportunidades. ERC acierta en enfocar estos puntos ya que ayudan a la identificación con un proyecto de transformación que podemos asociar a la República. Pero sin elementos de identidad nacional de por medio tendremos un problema, esos elementos no se pegarán a una idea de una República catalana. ERC en cierta manera está teniendo éxito a la hora de desplazar la frontera con Comunes y el PSC, y las últimas encuestas dan un resultado paradójico: aumenta el voto a fuerzas independentistas pero el apoyo a la independencia se estanca. En cierta manera el ensanchar la base de ERC favorece el poder hacer gobiernos independentistas, pero lo que no está terminando de conseguir estos últimos meses es hacer nuevos independentistas.

Creo que ambos proyectos adolecen de obviar el componente nacional y la solución pasa por dotar al discurso de transformación cívico, político y social del movimiento independentista de izquierdas elementos propios de un nacionalismo banal de estado. La lengua es uno de los elementos destacados de este nacionalismo banal. Definir el problema siempre es más fácil que resolverlo y recoser el relato nacional catalán con el de transformación social, evitando los elementos más reaccionarios y superando la simplificación de “no hay avance social sin avance nacional” es todo un reto.

Pero es el momento de afrontar estos retos, tenemos algo de tiempo mientras el otro ala del independentismo logra reconstruirse, para cuando lo logren poder tener ya en marcha una estrategia de ensanchamiento de la base política que sea más eficaz.

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