Análisis estadístico: los convocantes del 12O (PP, C’s, SCC) no conectan ni tan siquiera con los contrarios a la consulta soberanista

Este domingo Societat Civil Catalana, PP, C’s y algunas otras organizaciones de pelaje poco democrático convocaron una “gran manifestación por la unidad de España” en plaza Catalunya de Barcelona.

El resultado fue una manifestación bastante modesta. Pincharon con respecto a la convocatoria del año anterior, y evidentemente quedan ridiculizadas frente a la gran movilización de un mes anterior que realizó el movimiento soberanista en Barcelona.

Según cifras más o menos contrastadas indican que 16.000 personas se manifestaron en Pl. Catalunya, mientras el 11 de septiembre “del orden” de 1.000.000 de personas se manifestaron en Barcelona. Una diferencia abismal. ¿Pero esta diferencia muestra el diferencial entre preferencias de los ciudadanos?

Vayamos a las encuestas del CEO, la última encuesta sobre la posición de los ciudadanos de Catalunya alrededor de la consulta daba los siguientes resultados.

ceo-preferencias

Preferencias expresadas en el barómetro del CEO (primera oleada 2014). El resultado está en número de respuestas.

Es evidente que la proporción de unionistas frente a soberanistas es distinta al 16.000 vs. 1.000.000 que muestra la calle. Sigue siendo favorable a los soberanistas, pero no en proporciones tan abismales. Si asumimos que los que no quieren votar y los que quieren votar son el “ala unionista” que pudieran sentirse convocados por la manifestación del 12 de octubre, vemos que la proporción de movilización entre unos (soberanistas) y otros (unionistas) es abismal.

Vayamos a ser más concretos. Ya que los partidos que convocaban el 12 de octubre están en contra de la consulta por activa y por pasiva, centrémonos únicamente en los ciudadanos que no quieren votar. ¿Han logrado esa movilización?. Mientras que según el CEO hay algo más de 5 personas que votarían que SÍ-SÍ o Sí-No que las que No votarían, en el caso del diferencial de manifestantes hay entre 40 – 60 manifestantes el 11 de septiembre por cada manifestante del 12 de octubre. Se pueden ver mejor la relación viendo la proporción de forma gráfica:

Representación gráfica de la proporción de personas que declaran que no quieren votar en la consulta del 9N vs. los que votarían Sí a la primera pregunta y la proporción (aproximada) de manifestantes del 12O y el 11S del 2014

Representación gráfica de la proporción de personas que declaran que no quieren votar en la consulta del 9N vs. los que votarían Sí a la primera pregunta y la proporción (aproximada) de manifestantes del 12O y el 11S del 2014

Segunda representación gráfica de la relación entre personas que se manifestaron el 11S y el 12O y las personas que declaran su preferencia de no votar o votar NO en la consulta, vs. las del Sí-No y Sí-Sí en el CEO

Es evidente que la proporción es bastante desproporcionada. Si añadimos la cantidad de autocares de fuera de Catalunya que ayudaron a rellenar el acto la cosa se pondría aún más seria (seguramente la proporción real de manifestantes catalanes contra la consulta sea de 1 a 100 versus los soberanistas del 11 de septiembre).

Es posible que los favorables a la consulta y en especial los soberanistas (los del Sí-No y los del Sí-Sí) y aún más concretamente los independentistas declarados (los del Sí-Sí) estemos mucho más movilizados. Pero, ¿es mérito de los independentistas y los soberanistas o demérito de los “unionistas”?.

Diría que lo segundo. La manifestación del 12 de octubre es muy casposa, rechaza a un público más general, de personas con mayor talante democrático y que no quieren sentirse vinculados a un unionismo rancio, que niega la pluralidad política y nacional. Ya pueden disfrazarse los de SCC de plurales, salir en los medios como gente razonable. Ya puede el PP decir que hay una Catalunya silenciosa a la que intentan dar voz. Ya puede Albert Rivera decir que representa a los ciudadanos que se ven oprimidos por TV3, Carme Forcadell y el Papa de Roma.

El hecho es que mientras el unionismo oficial siga siendo tan casposo, siga mintiendo, siga dibujando una Catalunya dividida, siga diciendo que están silenciados (cuando Albert Rivera tiene más horas de televisión en las televisiones españolas que todo el resto de políticos soberanistas juntos, y muchas más horas en TV3 que Junqueras y Mas juntos en televisiones estatales), siga defendiendo un hegemonismo nacional y lingüístico, se siga juntando con fascistas de todo pelaje, seguirá alejado de su base social.

El gran drama del procès no son los errores o aciertos del Sí-Sí o de los soberanistas en su conjunto. El gran drama es que las voces oficiales del unionismo son personas tan alejadas de la realidad, tan poco razonables y tan casposas como Rivera, Camacho o toda la pléyade de neofascistas o la panda de indocumentados de la SCC. El unionismo catalán está infinitamente más lejos del “better together” unionista escocés que el soberanismo catalán del soberanismo escocés.

El soberanismo y el independentismo catalán está en un proceso de pulir mensaje, de hacerlo inclusivo, de dejar a un lado esencialismos y trivalismos, de dejar el frikismo a un lado e integrar muchas voces. La generosidad que están teniendo los independentistas de toda la vida con los nuevos independentistas es inmensa, no he conocido en política un caso de generosidad y abertura de miras tan grande. Porqué desde el soberanismo se entiende el cambio social. Un cambio que ha transformado no sólo las preferencias de los ciudadanos de Catalunya sino el mismo independentismo.

Pero el unionismo oficial no lo ha hecho. Sigue siendo esencialista, trival, pobre en argumentos, triste. Totalmente diferente al unionismo social. Están tan alejados de su base social que cada vez que sigan convocando manifestaciones no las llenaran ni inundando de dinero del CNI la prensa catalana, ni pagando gratis los autobuses y trenes, ni trayendo trenes y buses del resto del estado.

Es una pena, porqué a estas alturas del proceso necesitamos un unionismo razonable, que explique sus argumentos con tranquilidad, que no niegue la existencia a los que tenemos una opinión diferente o los ventile con un pobre y limitado argumento legalista que en el fondo esconde una defensa del statuquo de muy bajo nivel. Catalunya necesita un “better together”, pero tenemos a “Torrente 6, operación paremos a los catalufos”.

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