Ascensión al Puigmal (2.913 m) y al Pic del Segre (2.848 m)

Ubicación: Vall de Núria
Dificultad: Fácil
Altitud: 2.913 metros.
Desnivel acumulado: 1.100 metros.
Tipo de ruta: Estival.
Meteorología: Nublado a punto de llover.

Se me hace extraño hablar de ascensiones estivales en pleno febrero, pero tengo trabajo acumulado, este año ha sido hiperinflacionario en ascensiones y voy a intentar ponerme al día.

finestrelles

En un remoto día de agosto Javi, Elena, Bruno y un menda decidimos atacar unas cimas que ya teníamos hechas anteriormente (excepto Elena) pero que sirven para matar un día de estos perdidos de Agosto.

Llegamos con el cremallera al valle de Núria, y como siempre, no demasiado pronto comenzamos a caminar, enfilando el vall de Finestrellas (ruta de ascensión típica en Núria). El camino discurre al principio por el fondo de la valle hasta que al cabo de unos pocos cientos de metros, cruza el torrent de finestrellas y comienza a ganar algo de altura hacia la izquierda. Pronto abandonamos el camino que lleva al Puigmal y enfilamos ganando altura dejando a la izquierda el Roc dels Eugassers (2.300) y llegando a un falso llano a 2.300 metros donde ya se tiene una clara visión del coll de Finestrellas, punto donde aproximadamente buscaremos subir hasta la carena de la montaña. Remontamos de forma bastante directa por las rampas de la coma de finestrellas, descubrimos una vaca a punto de parir (que Elena estuvo incordiando un rato pensando que estaba enferma) y alcanzamos la carena por encima y hacia el oeste del coll de finestrelles (2.600m).

El Pic del Segre (2.843m) se encontraba ya a poca distancia, unas pocas rampas algo más suaves que las anteriores e hicimos cima. La cima que tiene una especie de escultura de hierro en su cruz cimal, tenía un aspecto impresionante, rodeados de nubes que casi no nos dejaban ver el cercano Puigmal ni el Finestrelles. Un poco más abajo hacia al norte estaba la coma del Segre donde nace el río de este nombre y se encuentran sus fuentes.

Seguimos avanzando dirección oeste / sudoeste, por una carena ancha llegando a una cima secundaria (Puigmal petit 2.810 m) que ya nos deja encarrilados hacia el techo de la jornada. Aquí comenzábamos a apretar el paso, las nubes que nos habían acompañado toda la jornada comenzaban a cerrarse, dejábamos el Puigmal d’Er a la derecha sin tan siquiera mirarlo (otra vez que me quedo sin subirlo), y encarrilamos las últimas rampas hasta el Puigmal (2.910m) que por este lado es bastane ancho aunque el camino es algo agreste. Llegamos a su amplia cima que estaba decorada por banderas tibetanas y una nueva cruz… total en esa cima tan plana y grande se podría poner hasta un estadio de fútbol que aún sobraría sitio. Esta fué mi primera cima de alta montaña y le tengo un especial cariño, además los 2.900 metros la hace uno de los 4 gigantes de la Cerdanya, pero como cima deja algo de desear… no hay sensación alpina por ninguno de sus cuatro costados (tan sólo y muy poco la cara este debido a la tartera), pero no deja de ser emblemática y en invierno (como pude comprobar hace algunos años) la cosa ya comienza a ser más dura.

Decidimos bajar por la famosa tartera del Puigmal buscando la coma de l’Embut, bajamos más o menos rápidos y encontramos en el camino dos Isards, que pasan bastante cerca de nosotros cerca de lo que se llama terres vermelles, y con la calma (ya habíamos perdido altura y las nubes parecían no querer soltar su carga de lluvia) llegamos nuevamente al camino que se cruza con el de la ascensión al coll del Finestrellas y poco después nuevamente en Núria.

Ascensión sencilla pero completa para iniciar a cualquiera en la alta montaña veraniega. Sin dificultades técnicas ni zonas especialmente aéreas sí que da un sabor de alta montaña interesante, la rampa hasta el coll de finestrellas a parte de ser exigentes físicamente, dan una de las mejores vistas de la Olla de Núria (como se puede ver en la foto), el Pic del Segre es lo suficientemente destacado como para darse cuenta que se está en una cima de alta montaña y el Puigmal es lo suficientemente emblemático (a pesar de su excesiva anchura cimal) como para valer la pena subirlo.

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