Ejemplos de medidas regresivas en el gasto público

T10
Artículo origninal publicado en “Socialismo es libertad”

Recientemente la OCDE alertaba que España era uno de los países donde el reparto de rentas públicas terminaba favoreciendo más a las personas de los grupos de más renta que a los de más baja. Es decir, el estado del bienestar español en su conjunto era regresivo.

Esta afirmación es muy contraria a lo que esperamos que hace el gasto público. La mayoría de políticas públicas que se imaginan, por ejemplo, gastar en educación pública universal, aparentemente lo que cree es que termina beneficiando a las personas de rentas más bajas. Los costes se financian con los impuestos, y estos si se recaudan de forma progresiva, hace que paguen más los que más tienen y menos los que menos tienen, y en cambio medidas como la educación pública, favorecerá a las personas de rentas más bajas que les costaría más pagar una educación privada. En el agregado uno espera que el conjunto del gasto público lo que haga sea redistribuir rentas de forma que reduzca los problemas de desigualdad… no que los agrave.

Al parecer, en España no es así. Podríamos achacarlo únicamente a que el sistema impositivo español no es muy bueno a la hora de recaudar rentas en las decilas más altas y en cambio es muy eficiente a la hora de recaudar en las decilas medias bajas. Es cierto que las rentas del trabajo son más fáciles de recaudar y controlar que las rentas del capital, y el abanico de exenciones de impuestos, mecanismos para desgravar, etc.. hace que se vean beneficiados aquellos que pueden dominar los mecanismos fiscales para realizar ese fraude inocente de pagar menos por un nivel de ingresos mucho mayor.

Pero esto no explicaría el porqué el estado del bienestar español es regresivo. Roger Senserrich decía (y con razón) que los impuestos son una mala herramienta de redistribución, que esta se produce más por la vía del gasto.

Las dos patas regresivas del gasto público

Podríamos quedarnos en que la explicación de la regresividad del gasto público es la famosa “economía del BOE” de empresarios que construyen su economía mediante la capacidad de aglutinar rentas del sector público hacia sus arcas (el pelotazo urbanístico, algunos monopolios aún existentes, la capacidad de hacer negocios en el palco de determinados estadios de fútbol), la famosa “casta” económica o el 1% a la que algunos han parecido achacar todos los males, pero eso sería simplificar demasiado.

Hay dos explicaciones, una estructural, difícil de resolver y otra basada en medidas incompletas y bienintencionadas que en agregado terminan beneficiando a las rentas medias-altas y más altas.

La estructural es la asociada a un estado del bienestar corporativo que beneficia a los trabajadores que más han cotizado y ganado. El sistema de pensiones es un claro ejemplo. Quien más ha ganado durante su vida laboral, más percibe como pensión cuando es mayor, además, la diferencia de esperanza de vida según nivel de renta hace que precisamente esas personas que más pensión cobran son los que más tiempo vivirán (y por tanto más tiempo estarán recibiendo esas rentas).

Pero no sólo hay elementos estructurales que nos costará de afrontar (el juego de mayorías y de intereses sociales agregados de esas mayorías lo hacen muy difícil), sino también ideas bienintencionadas y mal ejecutadas o elementos poco desarrollados del estado del bienestar que vienen a incrementar ese saldo regresivo. Enumeraré tan sólo algunos ejemplos.

Guarderías públicas para clases altas

Las guarderías municipales públicas son una gran idea. Una herramienta para garantizar la igualdad de oportunidades radica en que la educación primaria y la de 0-3 sean buenas ya de origen para las personas de rentas más bajas, al parecer tienen mayor éxito en la igualdad de oportunidades que tener buenas universidades. Por ello el esfuerzo de los gobiernos municipales por garantizar un servicio de 0-3 de alta calidad es muy importante.

El problema es que la ausencia de modelo ha generado un problema que va más allá. En más de una ocasión la guardería pública, incluso al descontar del coste la parte de gasto que asumen las administraciones, es más cara que las guarderías privadas.

Esto genera una paradoja: los ciudadanos de rentas medias-altas acceden a las guarderías públicas y los de rentas medias-bajas a las privadas.

El problema se agrava al considerar las familias con las rentas más bajas. Los padres, pero en especial las mujeres que tienen rentas más bajas tienen niveles mucho más altos de paro que las personas de rentas medias-altas y por tanto se dedican al cuidado de sus hijos en la etapa de 0 a 3 años sin consumir ni guardería pública ni privada.

El efecto agregado es que la medida bienintencionada termina beneficiando a ciudadanos de clase media-alta de las decilas 6 a la 8. En lugar de favorecer las guarderías de 0 a 3 públicas una educación de muy alta calidad a quien no se la puede pagar, hacemos unas guarderías de 0 a 3 de alta calidad a precios muy baratos para las clases medias-altas.

Hemos querido copiar el modelo nórdico pero en formato “low cost”. El problema es que el modelo nórdico es universal y prácticamente gratuito. Algo que no podemos pagar. Hemos optado por guarderías públicas caras y de alta calidad sin tener la capacidad de dedicar los recursos económicos a ello. El resultado son clases medias altas favorecidas por las rentas de todos.

Desgravando la vivienda beneficiando a rentas medias-altas

La desgravación por la compra de vivienda ha sido uno de los elementos estructurales asociados a esa clase “media” de trabajadores fijos y con rentas más o menos sostenidas en el tiempo y que han ejercido su poder de apropiación de rentas de clase media sobre clases bajas, pero poco a poco se ha comenzado a intentar sacar del abanico de elementos estructurales e intocable para considerarlo una política discutible.

La desgravación por vivienda beneficia a las personas que se compran una vivienda y es una medida regresiva a largo plazo (aunque a medio plazo las cambios del 2010 pueden haber cambiado su efecto). Quien compra una vivienda son las clases altas, medias altas y medias, las decilas 3 e inferiores no compran vivienda y antes de la burbuja las rentas medias-bajas no podían aprovechar todo el tramo de desgravación máximo porqué el precio que pagaban de hipoteca no era suficiente para alcanzarlo. Hasta las reformas del 2010 en adelante la desgravación por vivienda a partir de cierta cuantía era un ahorro lineal para cada ciudadano que pagaba una hipoteca, es decir se ahorraban de pagar menos impuestos las rentas más bajas (viviendas más baratas o hipotecas más largas y por tanto menor ahorro anual, o simplemente no tienen dinero para comprar una vivienda), y un ahorro lineal para el resto. Todo lo contrario que alguien espera de una medida redistributiva.

Títulos de transporte abaratados para rentas medias

Recientemente el alcalde de Barcelona ha podido sacar sus presupuestos gracias a la abstención del PSC. Una de las condiciones (no la única) del PSC ha sido abaratar una tarjeta de transporte muy popular, la T10 (un abono que permite 10 viajes). Es popular porqué todo el mundo ha comprado alguna una vez, no porqué sea la que utilicen los usuarios de transporte público más intensivos.

Centrándome únicamente en esta medida (no en el resto del acuerdo), se ha conseguido una medida regresiva. La T10 es un abono que no utilizan los usuarios intensivos de transporte público (mayoritariamente de rentas medias-bajas y bajas) y en cambio sí los usuarios ocasionales o grupos de turistas.

Los títulos que utilizan las personas de rentas medias-bajas que son usuarios intensivos de transporte son la T-MES (viajes ilimitados durante un mes) o la T50/30 (50 viajes durante un mes) que son claramente más competitivas para un usuario que haga más de 30 viajes al mes o en el caso de personas mayores con pensiones bajas, la T-Rosa. Que en general serán personas de rentas más bajas que las que utilizan el transporte público ocasionalmente. De hecho un porcentaje cada vez mayor de personas con rentas más bajas utilizan modos de transporte aún más baratos (bicicleta, andar).

Otra cosa es que una medida de este tipo tenga otras externalidades positivas. Por ejemplo, generar incentivos para que usuarios ocasionales de transporte público lo hagan más (y por tanto menos coches y motos en la vía pública). Pero en lo que respecta en la distribución de rentas, reducir la T10 es regresivo.

Universidad pública a la que los pobres no van

Utilizando datos de hace 15 años, en la universidad española pública los estudiantes del 20% de familias más ricas representaban el 50% de los estudiantes universitarios. Esto hacía que todo € subvencionado con dinero público en plazas universitarias fuera directamente una distribución de rentas de clases medias y bajas a clases altas. Tiene que ver precisamente con que los ciudadanos de clases bajas tienen mayor probabilidad de abandonar los estudios, la falta de ayudas a los estudios para evitar que entren prematuramente en el mercado laboral, la ausencia de una educación 0-3 en condiciones (recordad el problema de las guarderías municipales antes comentados), la menor tolerancia a los errores en la vida de una persona con un mal colchón familiar respecto a una con un buen colchón familiar, etc… lleva a que la universidad sea el culmen de la representación de la regresividad y desigualdad española.

La paradoja está en que si se reducen la parte que pagamos de la universidad aún fomentaremos que personas de rentas medias-bajas abandonen el estudiar la universidad. La falta de becas y al estar estas relacionadas con unos buenos resultados académicos lleva a que los estudiantes mediocres de clases medias-bajas no accedan a los estudios.

Pero es más, es difícil no ser un estudiante mediocre si se está trabajando y estudiando al mismo tiempo que se está estudiando en la universidad ya que hace que su ritmo de asignaturas anuales sea inferior.

La doble paradoja se produce en que un incremento de las taxas universitarias tampoco va a ayudar a hacer el sistema menos regresivo. Los estudiantes mediocres de rentas medias y bajas son los que son expulsados, los estudiantes mediocres de rentas altas no van a sufrir tanto.

Conclusiones

Sabemos que las medidas estructurales serán más difíciles de cambiar (¿de hecho creemos positivo que las pensiones no sean proporcionales a lo que ha cotizado cada persona a lo largo de la vida? ¿que las prestaciones por desempleo no estén relacionadas con haber trabajado y cotizado anteriormente más meses que los que se reciben de prestación?), pero sí que es cierto que el gasto público está plagado de estas medidas bienintencionadas que con la intención de generar igualdad lo que hacen es redistribuir rentas de las decilas más bajas a las rentas medias-altas.

El problema de las guarderías es de falta de recursos y por tanto no poder ser universal y gratuito (o prácticamente gratuito) haciendo que la competencia privada de guarderías baratas y de menor calidad privada sea más atractiva para la gente con menos recursos. Agravado también por la distribución del desempleo femenino entre trabajadoras jóvenes de menor renta en edad de ser madres, que hace que no utilicen el servicio de guarderías.

El problema de la T10 es debido que al ser una tarjeta que todos han utilizado alguna vez es muy atractiva a la hora de rebajarla, pero en un análisis redistributivo es mejor rebajar otros títulos de uso más intensivo pero no tan “populares”.

El problema de la desgravación por vivienda es un ahorro llano para rentas medias y altas y menor o inexistente para rentas inferiores, heredado de un modelo de estado del bienestar corporativo que cuesta romper.

El problema de la universidad española es la paradoja que siendo un sistema muy regresivo, reducir la inversión pública a costa de subir las taxas que pagan los estudiantes hace que se incremente la regresividad.

Pero a pesar de la enormidad de algunos de estos problemas, se pueden afrontar de forma secuencial y no requieren (como otras cosas) romper con problemas estructurales (como el asociado a las rentas de las pensiones) y por tanto, a pesar de la dificultad, pueden ser afrontados políticamente.

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