Final de etapa en el distrito con algunos deberes sin hacer

Hoy es un día algo triste para mí. Dejo de ser miembro del Consell de Districte de Horta-Guinardó. Dejar un cargo que he ejercido durante 8 años no me entristece, sí que en cambio las condiciones.

 

Dos mandatos bien distintos

Cuando entré en el distrito lo hice como gobierno, con la capacidad, teórica de poder cambiar la vida de las personas, con mucha ilusión y energía. Durante los primeros 4 años me centré en una hiperactividad por la microgestión, aún recuerdo las docenas de papeleras, el puñado de barandillas, bancos, o pequeños arreglos que impulsé como conseller “de les coses petites”.

En el segundo mandato me centré más en temas de otro calado: algunos buses, bicicletas y planes de movilidad, ya con un papel algo más secundario ya que los consellers en estos temas hacemos más labor de facilitadores y dependemos mucho más de los técnicos y el equipo político de mayor nivel del ayuntamiento.

A esto hay que añadirle el tema de ser conseller de un barrio, el Vall d’Hebron, con un entorno vecinal organizado muy exigente pero también que está intentando encontrar el tono adecuado entre negociación y tensión, al cuál les he intentado responder con sinceridad, sin rodeos a los problemas que planteaban, sabiendo decirles cuando algo era muy difícil en lugar de darles largas con un “ya veremos” que creo que es lo peor que podemos hacer los políticos. Evidentemente con el apoyo fantástico de la técnica de barrio, Núria Rodríguez, que ha sido la que ha más esfuerzo ha realizado en resolver los problemas y cuestiones que los vecinos de la Vall d’Hebron le han planteado, y el equipo del distrito liderado por Pere Nieto.

No me siento decepcionado por ninguna de estas dos etapas, aunque sí que he de decir que diferencio dos etapas:

– Una muy dura, muy conflictiva pero que las condiciones políticas permitieron un trabajo más efectivo, el primer mandato.

– Un segundo mandato, donde se hizo mucho trabajo desde la dirección del distrito pero poco trabajo político desde los consellers.

El primer mandato se marcó por varios conflictos e incidentes: el hundimiento del túnel de maniobras en El Carmel, los conflictos con la narcosala en la zona norte del distrito. También por una dirección técnica más política, en manos del gerente del distrito, Eduard Vicente. También el grupo socialista teníamos un funcionamiento distinto, la presidente, Maravillas Rojo dirigía bastante más el grupo y tenía más capacidad de hacer tandem y condicionar negociando políticas con la regidora del distrito Elsa Blasco de ICV.

El segundo se hizo muchísima gestión, muchísima proximidad, pero hubo menos margen para que el Grupo socialista pudiéramos condicionar más la política del distrito. Desde el cambio de gerencia por una gerente mucho más técnica (y una gran profesional, eso es indudable) pero menos política, Montse Filomeno, pasando porqué la figura de la presidencia de distrito no hemos tenido la capacidad de “mano de hierro y guante de seda” que creo que consiguió Maravillas Rojo. Nuestros dos presidentes, el primero, Jordi Williams, tenía más preocupaciones por la gestión de la “casa gran” (ya que llevaba las áreas de finanzas del ayuntamiento en un momento bastante complicado) y poca mano izquierda a mi entender para tratar con la regidora, Elsa, y la segunda presidenta, Montserrat Ballarín, que mostró mucha más mano izquierda y se esforzó más que su antecesor (teniendo en cuenta también que su área, educación, estaba haciendo enormes esfuerzos en el distrito), tampoco consiguió superar la “ley de hierro” que se formó en la dirección del distrito muy por la mano del equipo de ICV.

No es que esté insatisfecho de trabajar con ICV, para mí el mejor socio que podíamos tener y estoy muy contento del resultado final de toda la acción del distrito: este último mandato no lo superará el futuro gobierno de distrito, al menos en intensidad de gestión e inversiones. Estoy muy contento de todo el trabajo que el distrito ha hecho. Pero sí es verdad que al final por las propias idiosincracias del grupo municipal socialista y porqué el núcleo duro del distrito: Elsa Blasco y Pere Nieto, tenían muchos más tiros pegados y ya sabían tratar todas las teclas de gestión y supieron conducir su programa electoral dentro del acuerdo de gobierno (en el cuál creo que hemos sido todos bastante leales) con mejor habilidad. Aunque no es en las acciones de gobierno en concreto donde puedo expresar donde los de ICV nos han colado algunos goles sí que es en los “detalles” (que es donde se esconden los demonios).

Es en ese aspecto que me siento defraudado, tal vez en otras condiciones, podríamos haber aplicado con mayor intensidad nuestro programa y nuestra forma de ver la política. Este último mandato al grupo socialista nos ha fallado tener punch político (aunque hay dos temas para mí clave donde lo hemos aplicado, en especial en conseguir que el barrio de Sant Genís se realizaran gran parte de las inversiones comprometidas en el Plan de Actuación del Distrito).

 

Nuevo equipo socialista

Del equipo socialista entrante estoy contento en muchos aspectos: hay gente nueva, que tiene muy buena base y que se formarán estos años.  Los tres fichajes nuevos que personalmente me encantan, y que los “juniors” del equipo anterior se queden dará un talante del nuevo equipo de mucha motivación y ganas, y sobretodo, capacidad de cometer errores y asumir riesgos, que es lo que nos ha faltado. También hay algo, nos hemos renovado posiblemente, y hablo por mí, los que ya hemos agotado la capacidad de ser creativos en el puesto de consellers y nos hemos apartado para que entren otros, sin generar problemas y sin anclarnos a la silla.

Creo que harán cosas bastante interesantes, y si me hubiera tocado a mí diseñar el nuevo grupo municipal no lo hubiera sabido hacer mejor, la verdad. Desde hacía años no me sentía tan plenamente conforme con un equipo.

 

Agradecimientos y algunos limones

En toda esta etapa yo estoy muy agradecido a las personas de las que más he aprendido: los directores y responsables del equipo técnico del distrito, los directores de servicios técnicos que han tenido, todos, la capacidad de ser didácticos y explicarme muchas cosas, los técnicos que me han sufrido alguna de mis ideas o de mis preguntas impertinentes. Los vecinos y gente del movimiento vecinal que han tenido que aguantar a un conseller de talante taciturno, reservado y serio, que no les decía que sí a la primera. A todos aquellos que me han mostrado un aspecto de su actividad vecinal y cultural, me han hecho ver que el mundo tiene pequeñas historias de gran interés y que desde otro puesto jamás hubiera conocido.

También estoy agradecido a los socios de gobierno, a los consellers del “otro grupo” con los que más he trabajado, los de este mandato y el anterior. Con cada uno he tenido una relación distinta, con más confianza con algunos, con más distancias con otros pero sí que me he sentido que hemos colaborado cuando tocaba. También a la “alta dirección del distrito”, a Elsa y Maravillas Rojo por ser las rejidoras de las que más he aprendido, a los presidentes de esta segunda etapa a pesar de los pesares de no poder haber aplicado todo el programa que deberíamos haber aplicado, porqué de ellos también he aprendido. A mis compañeros de grupo municipal. En especial a Carme y Feli, dos personas a las que el PSC de Horta-Guinardó no han sabido tratar de forma correcta ni aprovechar sus talentos. Pero también al resto de compañeros con los que he trabajado: Arantxa, Joan y Joan, Cristina, Ramón, a Julia, a Luis Fernando y Núria. Desde la discrepancia y desde el compartir un proyecto común. Por saber entenderme y respetarme, por hacerme fácil algunos momentos cuando me he tenido que confrontar con ellos. Por luchar en momentos complicados para todos y tirar del carro.

Sé que es muy difícil aguantarme y aguantarme políticamente aún más, por eso sé que el esfuerzo que han hecho mis compañeros es muy loable.

En la parte del limón, está que en esta segunda etapa me ha costado hacerme entender, que la ruptura a mitad de mandato con Feli y Carme no la he asumido como algo positivo, y que posiblemente yo he estado en otra “fase” distinta al resto del grupo municipal. En algunos momentos las dos fases eran muy complementarias y han permitido coger los puntos fuertes de un pensamiento más orientado a la política de fondo con la de proximidad, pero en otros se ha hecho difícil de tratar. Por ello también asumo que el resto de compañeros del GMS han puesto bastante de su parte.

Como agradecimientos también a algunos miembros de la oposición. Con los tres compañeros del PP me lo he pasado en grande, nunca pensé que “los malvados peperos” pudieran ser personas que encontráramos el tono incluso para colaborar. El portavoz de este segundo mandato de ERC ha sido una de las personas que más he aprendido. He visto como su exigüa representación han sabido aprovecharla y hacer una oposición constructiva sacando resultados. También de CiU saco personas que admiro. La nueva consellera técnica, Susana Porcar, va a hacer un buen trabajo, ha tenido un trato bastante agradable y he podido colaborar con ella desde el gobierno. La regidora adscrita, Maite Fandos, dentro de su tono “duro” es otra persona que también admiro, y en general me siento contento con el trato que he tenido con el resto de consellers de la oposición de este y el anterior mandato.

También y por último, a la persona con la que seguramente más me he peleado y he colaborado en el distrito, Pere Nieto. El coordinador de los consellers y en general del gobierno del distrito, sobretodo en esta segunda etapa. El “amo del calabozo”. Ha sido algo más que un “socio de gobierno” o un “coordinador”, hay algunas de las acciones de este último mandato en las que más me he realizado que he podido hacerlas por estar él por medio. En otras, me he tenido que pelear, pero es que incluso, en la discrepancia es cuanto más disfruto.

Aún así, no dejo de tener un sabor agridulce. Hemos hecho un gran mandato, pero temo que no he sabido aprovechar algunas oportunidades. Seguramente con otra regiduría (del PSC, ya que no tengo ninguna queja de Elsa Blasco), hubiéramos tenido más posibilidades, tal vez con otra forma de trabajar.

Pero lo parte agridulce no es solo por mis pequeños fracasos. Es también porqué sé que le dejamos un distrito que ha funcionado a una regidora de CiU, Francina Vila, a la que le deseo que todo les salga tan bien como a nosotros (por bien de los propios ciudadanos) y un equipo de gobierno en la ciudad que sé que no están a la altura. Los ciudadanos nos han dicho que nos marchemos, eso seguro, y están legitimados para gobernar (algo que no se lo cuestiono en lo más mínimo). Pero no voy a ser hipócrita, el equipo de CiU (por mucho que estén mis admiradas Susana y Maite) no está al nivel del equipo que marchamos y que marcha del ayuntamiento. La casa está engrasada, no está endeudada, tiene márgenes, la casa funciona y los funcionarios y trabajadores municipales son unos profesionales de tomo y lomo que se volcarán en esta etapa como siempre han hecho, pero la dirección entrante no tiene la calidad de la saliente, ni tampoco los proyectos políticos coherentes del gobierno de izquierdas de la ciudad.

Y eso como ciudadano sí que me entristece.

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