Flamewars, guerras de tartas, política microlocal e interlocución en aquello que es impopular

La política en internet tal vez esté menos ritualizada que la política presencial. Los rituales tienen unos aspectos negativos ya que encorsetan y limitan la creatividad, centran la atención y la energía hacia unas formas y así evitan que las propuestas, ideas y debates “se salgan de madre”. Pero esta ritualización también permite traducir los conflictos a pequeñas fintas, a un juego ritualizado donde los contendientes no se muerden nunca.
flamewar

Internet en cambio permite cierta ruptura de estos rituales, que en muchos casos permite que los políticos y los ciudadanos hablen más de tú a tú, expresen sus opiniones particulares, se puedan “mojar” y mostrar sus pensamientos de una forma más directa. El dominio de la propia agenda hace que, por ejemplo, podamos ver la respuesta que en un plenario un rejidor no da porqué no tiene turno a réplica pero sí que la dá en su blog.

También rompe los rituales de canalización de los conflictos, da salida a inquietudes y problemas subyacentes y los hace emerger. Algunas veces la cosa termina emergiendo con demasiada energía, de ahí a que se organicen pequeñas “Flamewars”.

Recientemente en mi ámbito político inmediato se ha liado una pequeña Flamewar, o más concretamente una “batalla de pasteles”, acompañada con algún que otro conflicto soterrado. Esta vez NO he sido yo… Supongo que tanto tiempo promocionando el ciberactivismo en mi entorno inmediato que no debería sorprenderme que los ciberactivistas del territorio terminen repitiendo las mismas costumbres de los que llevamos algo más de tiempo.

piefight

En esta ocasión han salido tics lerrouxistas innecesarios para criticar lo que tal vez sea un pequeño error de un grupo político, victimismos más o menos justificados pero que no se pueden generalizar a todo un colectivo, reproches sinceros y con cierta razón pero que tal vez no eran la forma más acertada de presentarlos y críticas legítimas pero que mezcladas en la guerra de pasteles pierden su relevancia.

Como toda flamewar todo el que entra sale un poco escaldado “algo pilla”, suerte que en este ámbito son sólo 3 grupos políticos en lugar de los 5 que existen, los que están presentes porqué el reparto de tartazos hubiera sido aún más impresionante.

En esta ocasión no he participado, supongo que como últimamente me toca hacer del defensor de las causas más impopulares tanto en mi responsabilidad institucional como en internet (área verde y azul, autobuses rechazados, obras respondidas, túneles de trenes por el centro de la ciudad, multas y grúas, etc…) tengo sobresaturada mi dosis de conflicto. Sé que es escribir de cualquier tema conflictivo de ciudad y que por mi buen posicionamiento de mi blog tengo en pocos días la visita de los (ciber o no) activistas contrarios a mis argumentos ya que San Google me posiciona bastante bien sobre estos temas.

También puede ser porqué de entre todos los ciberactivistas políticos de mi entorno territorial más inmediato soy el que más cerca se siente de todos y reconoce la parte de razón que cada uno lleva, y por ello el que está más solo. A pesar de ello sé que estoy haciendo lo más correcto, defendiendo el programa de gobierno y el de mi organización, aunque quede fuera de las relativamente inofensivas guerras de tartas y termine jugando a las guerras de piedras presenciales o virtuales, algo más serias. Quien “atiza” en este caso no son políticos sinó ciudadanos contrarios que esperan que haya alguien detrás que les interlocute y dé la cara, son esos temas amargos que muchos evitan tratar pero que es importante poner en la mesa, defender porqué forma parte de esa parte algo menos simpática de la responsabilidad política. Para ser un político amateur y haber sido siempre la “rara avis” y el “outsider” de cualquier organización a la que haya pertenecido, me puedo dar por satisfecho.

3 comentaris a “Flamewars, guerras de tartas, política microlocal e interlocución en aquello que es impopular

  1. Em sembla un post molt ben raonat i en el qual estic plenament d’acord, si l’analitzo des del teu punt de vista. El que tu consideres un petit error d’un grup polític és el teu punt de vista i em sembla molt bé que ho pensis, tot i que jo no ho comparteixo com be saps.
    És cert que els blocs i les xarxes socials ens permeten ser més espontanis, oberts i fins i tot irreflexius en algunes expressions utilitzades, però com en tot hi ha límits. El que no està bé és fer un discurs que tergiversa la realitat i l’adapta a la recerca de la claca dels teus amics i coneguts. Totes les posicions són defensables, però ho han de ser des de l’honestedat i el respecte a les opinions que no coincideixen amb la teva.
    De tot se n’aprén. Jo en particular et puc dir que després d’aquest afer, hi ha un abans i el després. No em considero rancuniós, però sí pràctic. En un districte és qüestió de temps, però acabes coneixent a tothom.

    El último post de Jordi Coronas i Martorell: Festes majors

  2. Ostres, rellegint el comentari convé un aclariment:
    quan parlo de discurs que tergiversa la realitat, etc… em refereixo a l’escrit que origina aquest “flamewar”, no al teu post. Ho dic perquè potser qui no estigui al cas, en llegir el meu comentari pot pensar que parlo del teu post.

    El último post de Jordi Coronas i Martorell: Festes majors

  3. Hola Jordi:

    Era evident per mí en quin sentit anava el teu comentari. No només la guerra de tarta és la que s’ha llegit al teu blog o al facebook, també s’ha originat una mica més discretament a un blog d’un altre company que és d’un altre partit diferent al teu i al meu.

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