La demagogia en campaña I: el catalán aparece en las autonómicas catalanas


El PP de Catalunya en su cruzada por los problemas de la vida real, nos hace aparecer la “persecución” del castellano en Catalunya como uno de los problemas que afrontará en el Parlament.

Dejando a un lado la eficacia o no de multar por no tener las cartas de los bares en castellano Y catalán, algo que puede ser debatible, discutible y podría entrar en los términos del uso de la actividad privada y el tipo de exigencias que se le puede hacer desde las administraciones, el debate de fondo no está en este tema bastante menor. Está en un modelo de convivencia lingüística y en un modelo de “derechos lingüísticos” garantizados o no.

Para el PP, Ciutadans-Ciudadanos y algún otro grupúsculo más, que representan lo que representan (el 15% del Parlament actualmente) se quiere poner en cuestión dos aspectos clave:

  • a) La obligatoriedad de que los trabajadores públicos de la Generalitat tengan que dominar el catalán con el nivel C o B.
  • b) La inmersión lingüística escolar.

El primero de los temas para mí es indiscutible. Asumiendo que el castellano y el catalán son lenguas oficiales en Catalunya y que el uso de los ciudadanos ha de estar en las mismas condiciones tanto para un castellanohablante o para un catalanohablante, que cualquier trabajador de la Generalitat tenga que dominar este idioma en un grado u otro para poder ejercer su actividad me parece indiscutible. El mismo derecho que tengo universal en España de recibir la atención de la administración pública en castellano, algo que la Constitución garantiza y que es indiscutible, un catalanohablante lo ha de tener en Catalunya ya que la lengua es cooficial. Nadie duda que un funcionario público ha de conocer el castellano, poder expresarse con ciertas garantías y poder dar un servicio a un ciudadano en castellano. Sigo sin entender porqué los defensores del bilingüismo que se posicionan con la postura del PP y Ciutadans tienen problemas de que el mismo derecho y trato que tiene un ciudadano castellanohablante ante la administración pública lo pueda tener un ciudadano catalanohablante con la lengua cooficial. Por tanto para poder garantizar ese derecho del ciudadano los servidores públicos han de poder tener los conocimientos lingüísticos necesarios para que en el ejercicio de sus funciones a estos ciudadanos estén en condiciones de garantizárselo.

La inmersión lingüística puede parecer algo menos claro, el modelo del País Vasco, aparentemente, parece más interesante. Cada padre puede escolarizar a su hijo en euskera, en castellano o en un mixto, según su deseo. En Catalunya el sistema es íntegro en catalán excepto para la lengua española. A priori el sistema del País Vasco parece más respetuoso con las libertades, pero es un “nyap”. En Euskadi hay comunidades lingüísticas diferenciadas, incluso asociadas a comunidades políticas y a fronteras entre familias infranqueables. El modelo convivencial lingüístico catalán está provocando muchos menos problemas que cualquier otro sistema con dos idiomas oficiales en el conjunto de la UE (por ejemplo, en Catalunya sólo 13 familias han denunciado el no poder escolarizar a sus hijos en castellano, mientras que en Valencia las denuncias por no poder escolarizar en catalán son de miles de personas). En Catalunya los niños no se diferencian de partida por el tipo de escuela a la que van, no se generan esas “comunidades lingüísticas” diferenciadas de partida, no hay niños en un barrio “catalanes” y otros “españoles”, no hay familias “catalanas-catalanas” y otras “menos catalanas” porqué sus hijos no han pasado por la escuela catalanohablante. Los catalanes en su momento fuimos lo suficientemente hábiles de generar un sistema que nos daba la mejor convivencia lingüística posible y no nos condenaba a vagar en una confrontación de comunidades lingüísticas medio oculta.

Esas diferencias de partida en la escuela lo que hacen es reproducir las diferencias entre comunidades lingüísticas, en lugar de integrar. Los mismos que alertaban que los alemanes se habían equivocado al poner aulas con mapas de Turquía en lugar de mapas de Alemania para “integrar” a los hijos de los inmigrantes turcos, tienen un doble rasero de medir para valorar que es mejor no tener “dos comunidades lingüísticas diferenciadas” sinó una amalgama de ciudadanos que puedan dominar con un mínimo las dos lenguas.

También el hecho de que la escuela no sea inmersora hace que el uso personal de un idioma no esté garantizado. El castellano, por suerte, no es necesario reforzarlo en su uso social, la mayoría de canales de televisión, de productos audiovisuales, etc.. es en castellano. Ni en el pueblo más pequeño de la Vall Fosca en el Pallars tienen problemas para utilizar el castellano con fluidez. El problema está en los barrios donde el catalán no es mayoritario y donde la mayor parte de ciudadanos pueden pasar sin él. Su vida es plena en castellano. No hay problema, el modelo conviviencial lingüístico catalán acepta esta realidad, excepto para una cuestión: en el sector privado se valora el dominar el catalán en muchos puestos de trabajo. La realidad social de que las empresas van a querer tratar en el idioma preferido de sus clientes hace que pidan trabajadores que dominen ambos idiomas. El hecho de que haya una parte de los niños que no hicieran inmersión lingüística les haría que al acabar el sistema educativo supieran formalmente utilizar los dos idiomas, pero en la práctica solo uno. Yo y una gran parte de mis amigos de la infancia somos hijos de esa inmersión lingüística, sin ella hubiera tenido problemas para estudiar algunas asignaturas donde mi profesor la daba en catalán, sin ella no hubiera podido ejercer cargos públicos de ningún tipo porqué no podría estar a la altura de responder o actuar en el idioma de quienes me han elegido o a quienes he de dar un servicio público, sin ella no trabajaría donde trabajo porqué hubieran contratado a otro que sí supiera catalán para poder dar un servicio de calidad a los “clientes”. Sin la inmersión lingüística mi capacidad de ganarme la vida sería menor, por el mero hecho de que hay empresas en mi país que necesita personas que dominen ambos idiomas. El renunciar a la inmersión lingüística es generar que el idioma materno sea de partida un punto de desigualdad no asociado a los méritos y esfuerzos personales aún mayor.

Por otro lado lo volveré a dejar claro… yo soy castellanohablante, utilizo en el 80% de mi comunicación diaria el castellano sin ningún problema, sin que nadie me obligue a cambiar el idioma, sin que tenga que ser reprochado o atacado. Sin que nadie me maltrate o ataque. Sin que un sólo trabajador público me diga que le hable en otro idioma. Yo en mi país soy un privilegiado, alrededor del 50% de mis conciudadanos no pueden decir lo mismo, su lengua está minorizada, se les ha pedido que cambien de idioma ante un servidor público, se les ataca por tener ese idioma materno y pretender utilizarlo en su país. Ese 50% de mis conciudadanos no tienen las mismas libertades que yo, y son catalanohablantes. Yo, el castellanohablante soy el que puede decir que no tiene problemas lingüísticos de ningún tipo, yo… no los catalanohablantes. Así que por favor, cuando alguien pretenda salvarnos a los castellanohablantes que defendemos la inmersión lingüística de nosotros mismos que lo deje, cuando alguien hable de derechos lingüísticos de los castellanohablantes primero que denuncie porqué la administración de justicia en Catalunya no atiende a los ciudadanos catalanohablantes en su idioma. Cuando alguien hable de derechos lingüísticos violados, que por favor, mire a su alrededor y sea sincero consigo mismo.

3 comentaris a “La demagogia en campaña I: el catalán aparece en las autonómicas catalanas

  1. Jose,

    Desde la lejanía creo que se puede explicar algunas de estas cosas.

    A mi me parece bien que en Cataluña si los catalanes lo quieren el catalán sea obligatorio para ser funcionario o incluso para comprar en el Mercadona si quieres leer los prospectos. Me parece perjudicial para los catalanes económicamente porque límita la selección de personal eficiente e incrementa los costes de producción, pero yo vivo en Madrid y no me afecta, así que si lo quieren (quereis) es porque el precio os parece que vale la pena y es vuestro derecho asumir los costes, aquí se lo damos a la iglesia católica (espero que sume puntos en el juicio final).

    Pero para garantizar que un ciudadano recibe atención en catalán de la administración no es necesario que el 100% de los funcionarios lo hablen ni mucho menos. Y eso facilitaría mucho la vida y reduciría las críticas.

    Y la inmersión lingüística es cierta salvo que quieras que los niños vayan a un colegio que enseñe en inglés, o francés o alemán. O sea, que es necesaria, y no dudo que sea importante, y no digo que no sea eficaz pero si es para que los nenes aprendan inglés entonces no es imprescindible. Vamos, que esta mal que un tio plasta quiera que sus hijos aprendan en castellano, pero bien que el plasta decida que aprendan en alemán.

    El PP y/o CC’s tiene un caldo de cultivo en la política lingüística porque la política lingúística tiene muchas cosas criticables que no son necesarias para los fines que dice perseguir. Será que es díficil hacerla mejor, eso no lo descarto.

    Y no quiero discutir más, que escribir “lingüística” con sus dieresis y sus acentos requiere mucha atención, a ver si la RAE se pone más las pilas.

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  3. Hombre, claro que no es necesario que el catalán lo hablen el 100% de los funcionarios. Por eso no es obligatorio en las oposiciones, sólo te da puntos. Como la experiencia laboral o el cursillo de informática, vamos.
    En cuanto a meter a los niños en un liceo francés o alemán… me parece cojonudo, siempre y cuando los padres lo paguen. Que es lo que hacen, y no les sale barato. Ahora, ¿estaría bien que el sistema público pagara el liceo francés de cuatro privilegiados? Pues del mismo modo no va a pagar a los que quieran una educación sólo en castellano.
    Y por cierto, hay que señalar una cosa al respecto de la inmersión lingüística: por mucho que la demonicen, es precisamente una heramienta de igualdad. El catalán, desgraciadamente y por razones históricas, se considera un idioma de clases medias y altas – porque los inmigrantes que llegaron entre los años 50 y 70 no lo hablaban, claro – así que igualar el acceso a la enseñanza en catalán mediante la inmersión es precisamente una forma de eliminar esa desigualdad. Igual que no se debe eliminar del currículo la enseñanza de la evolución por mucho que vaya en contra de las creencias de algunos padres, porque ello perjudica al niño, tampoco hay que plegarse a las exigencias de algunos intransigentes y sacar a sus hijos del sistema educativo de inmersión.

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