Nueva falacia negacionista desvelada: los satélites no niegan el calentamiento global

Una nueva baza de los negacionistas es analizar al por menor los datos de variación térmica y buscar “puntas y valles” para poder decir que entre tal y cuál año la temperatura no aumentó sino que bajó. Es sencillo y no deja de ser un juego estadístico en cualquier curva serrada que muestre una tendencia a crecer o disminuir pero que “el ruido” sea mayor siempre tendrá puntas y valles que tomados por sí solos indiquen que la tendencia ha sido a disminuir.

Buscar puntas anómalas

Es lo que han encontrado analizando en bruto los datos satelitales, los de RSS y UAH, y como no les cuadra en el mismo período con los datos del GISS (tomados en estaciones metereológicas por todo el planeta) lo que hacen es cargar contra el GISS (gestionado por la NASA). El argumento que siguen es que hay “una gran discrepancia” entre los datos satelitales y los que se toman en tierra, dejando insinuar que hay cierta insidia por parte de la NASA en no medir en todos los puntos del globo (hay zonas del globo que no cuentan con estaciones metereológicas) de forma que sólo salgan los puntos “más calientes” y que se intenta taponar o ocultar información para evitar que la “verdad” no salga (algo así como en el libro de Crichton, El estado de miedo, icono de negacionistas).

Analizar los datos de temperaturas atmosféricas a lo groso entre 2003 y 2008 y encontrar ciertas tendencias que basadas parcialmente en el efecto de enfriamiento estratosférico (cosa que explico más adelante), es un juego estadístico de proporciones bíblicas, ¿porqué no coger una media de una década entre 1998 y 2008? ¿porqué entre 2003 y 2008?, porqué es comparar dos puntas de ciclo solar y de los ciclos del Niño, que tienen un efecto a corto plazo suficientemente grande como para apantallar en una perspectiva de unos pocos años (pero no en la perspectiva de décadas) los efectos del calentamiento global, más significativos a medio plazo.

Un ejemplo de este juego estadístico podría darse en la gráfica de evolución de los valores del IBEX-35, podríamos seleccionar la tendencia a largo plazo (que han perdido valor) o escoger maliciosamente dos puntas, el último día de enero del 2009 y el punto más bajo del mes de noviembre del 2008, como vemos, la línea de tendencia sería la roja, que parecería que la bolsa está aumentando y recuperándose, pero cuando lo vemos con un mínimo de perspectiva, la tendencia es a una clara disminución de los valores del IBEX-35. Con la pequeña “recuperación” por decir algo entre noviembre del 2008 y enero del 2009 (y hoy hay valores más bajos que diciembre del 2009) los economistas no se les ocurre anunciar el fin de la crisis financiera):

estadistica

Juegos estadísticos como estos son fáciles de “enganchar” si seleccionamos, como veremos en la gráfica final, la fotografía completa anulamos estos efectos “estacionales”, intencionadamente buscados.

Introducir el enfriamiento estratosférico cuando el IPCC ya lo predice.

El primer error de todo esto es intentar que datos tomados de forma distinta en períodos corto de tiempo tengan que coincidir al 100%. El segundo es no hacer medidas comparables. La temperatura troposférica medida por los satélites y la tomada por las estaciones del GISS a medio y largo plazo han de mostrar las mismas tendencias, pero los datos satelites en crudo del UAH y del RSS incluyen las temperaturas estratosféricas, estas según el IPCC han de mostrar un enfriamiento cuando la troposfera aumenta de temperatura además de que en la estratosfera la atmósfera se enfría por la pérdida de ozono (la absorción de fotones de altas energías por las moléculas de ozono que liberarían calor en esa zona de la atmósfera se da menos y por tanto conlleva un leve enfriamiento de la estratosfera). Además, la densidad atmosférica de la estratosfera es menor que la troposfera, es decir la energía térmica que se acumula o se pierde es mucho menos significativa para calcular el “calentamiento global”, es compatible una atmósfera que aumenta su temperatura y calor acumulado con una estratosfera (menos densa y capaz de acumular energía térmica) que se esté enfriando. Es decir el efecto de enfriamiento estratosférico es algo que ya está incluido en los análisis del IPCC del 2007, como algo bastante explicado por la ciencia climatológico.

Por tanto la primera “falacia” argumentativa es analizar los datos de la UAH y del RSS para todas las alturas atmosféricas y haciendo medias y queriendo que estas coincidan con las temperaturas tomadas en superficie. Es un absurdo porqué las predicciones ya dicen que habrá un enfriamiento de la estratosfera, y sobretodo porqué lo que es de esperar a medio plazo es que las temperaturas troposféricas evolucionen junto a las superficiales. Lo que interesa es comparar las temperaturas satelitales a nivel troposférico con las temperaturas tomadas por las estaciones terrestres y estas con los modelos predictivos que tenemos, para ver si las predicciones del calentamiento global son correctas.

Bien, esto no lo hacen los negacionistas que intencionalmente miden tanto la temperatura troposférica y estratosférica para conseguir que se alejen de lo medido en las estaciones en tierra. Por tanto es relativamente fácil encontrar dos puntas (un valle y una cresta) en la gráfica de tendencias de temperaturas “crudas”, más cuando las temperaturas “crudas” satelitales incluyen dos zonas de la atmósfera que tienen tendencias invertidas, según los modelos del calentamiento global que utiliza el IPCC, una troposfera que se calienta y una estratosfera (menos densa y con menor capacidad térmica) que se enfría.

Para hacer un símil que entendamos. Encender la nevera consigue como efecto global calentar una casa, produce como un efecto local un enfriamiento del aire que hay dentro de la nevera pero para ello calienta el aire de la cocina. La cuestión es que “globalmente” es decir, en la cocina, hay tanto aire en comparación con el que hay dentro de la nevera que no notamos este incremento de la temperatura mientras que sí que se nota el enfriamiento dentro de la nevera. Imaginémonos que tenemos unos termómetros que miden el incremento de temperatura del aire de la cocina y otros que miden el incremento de temperatura en las superficies de la cocina. Los termómetros que miden la temperatura en superficies de nuestra cocina notarán un incremento de temperatura con la nevera encendida, en cambio según como midamos la temperatura del aire de la cocina notaremos un incremento o una disminución. Si tenemos dos termómetros uno fuera y otro dentro, la temperatura del aire disminuirá de media, es sencillo el aire en la nevera tiene menos capacidad calorífica que la cantidad de aire que hay fuera de esta (lo de calentar o enfriar algo muy pequeño es más fácil que algo muy grande), y por tanto la pérdida de temperatura medida en la nevera (que podemos llamar estratosfera) será mayor que el incremento medido fuera de ella. Nuestros datos de medidas térmicas en el aire discreparán con las tomadas en la superficie de la cocina, pero cometemos un error, es la temperatura en el aire fuera de la nevera y no dentro el que evoluciona a la par que la superficie de la cocina.

Lo mismo ocurre con la estratosfera y la troposfera, lo que tenemos que comparar son las temperaturas troposféricas de la atmósfera con las de la superficie terrestre. Las predicciones del IPCC y el calentamiento global implican un calentamiento de la atmósfera a nivel troposférico, que es la que está en contacto con la superficie terrestre, la que interactúa en el intercambio térmico con el océano y es la que calienta los casquetes polares y la superficie de la tierra, es la zona más densa y con mayor capacidad térmica de la atmósfera, y un enfriamiento a nivel estratosférico.

La estratosfera tiene una dinámica parcialmente inversa y un comportamiento que difiere de la troposfera. Por tanto los datos que utiliza la ciencia para compararlo con los del GISS son el UAH TLT (Tropospheric & Low Tropospheric) y su equivalente del grupo RSS. Cuando se comparan estos datos y en toda la línea histórica, encontramos que los datos terrestres (del grupo de la NASA-GISS y los de HadCRU) muestran ambos una tendencia de incremento de +0,16ºC por década entre 1979 y 2008, el grupo RSS satelital muestra una tendencia de +0,18ºC por década y la UAH TLT muestra una tendencia de +0,14ºC. Es más las gráficas son casi calcadas unas de otras, mostrando, que a pesar de buscar formas de medir la temperatura (una en superficie en estaciones metereológicas y otra según la radiación de las moléculas de oxígeno) y de formas de análisis distintas, estas tienden a tener un comportamiento parecido:

trendtemperatura

Global surface and lower troposphere monthly mean anomalies relative to the 1979-1998 mean temperature. Data from GISS, HadCRU, RSS, and UAH ranging from January 1979 to February 2008.

Curiosamente, hay que decirlo los negacionistas no citan que los datos de HadCRU, porqué no pueden desprestigiarles como intentan hacer con el grupo de la NASA, que coinciden a la par con los del GISS. El juego dialéctico es dejar caer la duda de que la NASA hace fraude en sus datos en superficie y extender la duda sobre lo que emita el GISS y cualquier organismo “público”, incluido el IPCC, no intentar esclarecer las discrepancias que hay pero que no son en la dirección que los negacionistas alertan, entre los datos atmosféricos y los medidos en la superficie terrestre.

Así que definitivamente podemos concluir:

  • Los datos satelitales y los medidos en superficie no son tan dispares, sobretodo cuando comparamos lo que hemos de comparar: la temperatura de la troposfera y la de la superficie terrestre.

  • No existe ningún fraude o bloqueo de datos de la NASA, el GISS coincide con los de HadCRU prácticamente al 100% y coincide de forma razonable con los del UHA – TLT y RSS de la troposfera.

  • La temperatura de la troposfera y de la atmósfera en su conjunto no se están enfriando, ni en el histórico de datos, ni tan sólo en los de esta década, la atmósfera se está calentando. Comparar máximos con máximos y mínimos con mínimos dan resultados parejos, crecimientos de la temperatura por década entre +0,14ºC y +0,18ºC.

Por tanto otra falacia negacionista desvelada y que espero que sirva para los que les interesa seriamente esto de la climatología puedan ir adquiriendo un criterio mucho más elaborado y no se dejen manipular por personajes que están claramente pagados por los lobbyes industriales que se perjudican por cualquier medida que intente paliar el calentamiento global.

Un comentari a “Nueva falacia negacionista desvelada: los satélites no niegan el calentamiento global

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