Monarcas, elefantes y leyes

La caza del rey se está enfocando desde el punto de vista de ejemplo socioeconómico de no austeridad, de boutade que en plena crisis no se puede permitir, etc.. Al estilo de los falsos lujos que se les ha achacado a personajes de la vida pública, se quiere centrar el debate en si el rey y la familia real han de mostrar una austeridad como ejemplo de lo que tenemos que hacer el resto de españoles.

Eso es una, con todos los respetos, tontería. Que el rey decida no navegar con un yate que pagan los empresarios mallorquines para promocionar el turismo en su isla (y de paso codearse con la nobleza) o decida no viajar a lugares exóticos a costa de otros que alegremente se lo paguen, me es totalmente indiferente. No creo en esa cultura de “escondamos nuestros lujos” no vaya a ser que el lumpen-proletariat se harte y nos queme la choza. Sí, somos un país de pandereta y envidioso, sí. ¿Y?. No es un valor que tengamos que defender.

Por otro lado, de esta crisis solo saldremos si conseguimos acompasar nuestro nivel de consumo a nuestro nivel de riqueza, no si guardamos el dinero en ladrillos de oro o de piedra. La crisis comenzaremos a salir cuando la rueda de crédito para empresas productivas se transforme en puestos de trabajo y estos en recuperación del consumo, lo cuál volverá a generar empleos en el sector servicios. No es que apueste ahora por un incremento loco de los salarios (al contrario, nos toca contraer estos para intentar no destruir aún más puestos de trabajo) pero el mensaje moralista que pretende vendernos el pensamiento económico y político de tener que vivir como monjes franciscanos es una tontería bastante luterana.

Que ahora a los alemanes les haga pensar en que los ciudadanos de países mediterráneos somos una sarta de despilfarradores es casi una broma, nuestro “despilfarro” ha sido nuestro consumo de sus productos y su riqueza. Si hoy su crecimiento se ha estancado es porqué sus mercados nos hemos dado una castaña. Y que el rey haga ejemplo de austeridad viajando en balsa o en ala delta en lugar de yates (recuerda ¡no compres yates!) o en avión oficial no va ayudar para nada a hacer menos amarga la píldora de los recortes y del paro.

Pero dejemos a un lado este neomoralismo luterano, y centrémonos en donde creo que está lo negativo de la caza real. Imaginémonos que en España, el lince ibérico está amenazado e invertimos cientos de miles de € anuales para salvarlo, que en un país, imaginémonos, Poldavia hay una granja de linces ibéricos que prospera y en lugar de darnos los animales que van criando para reintroducirlos y ayudar a mantener la población en su territorio natural, los sueltan en los campos adyacentes e invitan a potentados a cazarlos. Entre ellos va la princesa heredera sueca y mata unos cuantos, en las noticias aparece porqué se ha caído del caballo real y se ha roto la real cadera.

¿Cómo nos sentaría? Como una patada, evidentemente. Suecia es un socio comercial, es un país que ha firmado como España una serie de protocolos para proteger especies en peligro de extinción y por ejemplo no permitir su comercio. Repito, España prohíbe la explotación comercial de especies amenazadas. Que tú vayas a una granja de linces y te cargues uno a cambio de una cantidad puede ser considerado un acto comercial (es igual si el ejemplar vieja a España para que lo caces en un cortijo o que lo caces en los poblados bosques de secuoya poldavos, el daño que pretende evitar la prohibición de comerciar es limitar su explotación económica que pueda llevar a la extinción).

Peor aún sería que Poldavia tuviera una reserva natural de linces y en lugar de intentar criarlos y reintroducirlos en zonas de las que haya desaparecido invite a la corte europea en pleno y por una módica cantidad al alcance de todos de 100 millones de mortadelos invite a cazarlos.

Pues eso es lo que hace el monarca español. Ir a un país como Bostwana donde la caza es legal pagando una cuota y pasarle la mano por la cara a Kenya o Sudáfrica donde gastan cantidades de su escaso dinero público y de fundaciones de cooperación para salvar la fauna nativa, para mantener vivos el puñado de centenar de miles de elefante africano que aún vive. No solo eso, el rey español va a Bostwana a hacer algo que en España es ilegal, en España el propietario de un circo no puede subastar un elefante mayor y que ya no sabe actuar para que una alguien lo cace en un descampado de Murcia. Los zoos no pueden subastar ejemplares para su caza para permitir la compra de otros ejemplares.

Puedo entender que en la economía depauperada de Bostwana sea una solución para poder garantizar en su conjunto la salvación de otros ejemplares (aunque dudo mucho que el hijo de su madre español que ha matado más de 1.300 ejemplares y que ha invitado al rey esté colaborando en alguna medida a que sobreviva la especie, fariseismos los justos), pero no podemos aceptar que el jefe de estado vaya a otros países para cometer actos que en la legislación española son ilegales. Por mucho que la víctima sea un paquidermo y no personas.

Que en algunos casos como en sudáfrica tengan que practicar muertes y capturas selectivas de elefantes para poder mantener sana la población general y que no haya superpoblación en las zonas protegidas que llevaría a períodos de hambruna y epidemias que pondría en riesgo toda la población, es una cosa. Lo hacen científicos, seleccionando las piezas y abatiendo adultos y reubicando las crías en zonas de repoblación. Puedo aceptar la caza por motivos ecológicos como este tipo de prácticas. Pero no es lo que se practica en Bostwana, fariseismos los justos.

Pero no es la primera, ya pescamos al rey cazando osos pardos en un país del este. Mientras aquí nos gastamos la pasta en reintroducirlo y los políticos se pelean con el lobbye del rifle en la Vall d’Aran para que unas osas francesas puedan sobrevivir, tenemos al rey que alegremente caza una especie que en España nos cuesta dinero intentar reintroducirla y que se reproduzca.

El rey debería tener en cuenta que su papel de jefe del estado le debería evitar hacer algo que en su país es ilegal por mucho que en otros no lo es. Nadie se imagina a alguien de la casa real sueca utilizando los servicios de una prostituta (no solo por el escándalo social, sino porqué en Suecia es ilegal), o a un jefe de estado del primer mundo yendo a una oscura nación del tercer mundo a comprar un órgano para poder curarse de una enfermedad o montando un taller de ropa donde trabajan niños de 8 años en un país del sudeste asiático.

En otro nivel, no imagino al rey de Suecia practicando el toreo y matando al toro, práctica que está prohibida en Suecia, o lanzando un burro por un campanario o moliéndolo a palos hasta morir en algún país latinoamericano donde les exportamos tan creativa práctica y aún no está prohibida. No me imagino al rey de Suecia dándole dos cachetes a la princesa heredera en las calles de Nápoles por mucho que allí no sea ilegal, mientras en Estocolmo podría ir a la cárcel por ello.

Por algo es jefe de estado, y eso le implica que él ha de representar las leyes e instituciones que nos conforman, es el primero que ha de respetarlas porqué es quien las sanciona. En cierta manera cuando viaja no lo hace nunca a título individual o privado porqué su función es representar el estado de España, por algo el nombre oficial es Reino de España, no “República cocotera de España” o “Estado chanante español”. El jefe de estado no lo elegimos, pero constitucionalmente es quien nos representa y firmas las leyes. Él tiene que tener no solo la dignidad de un cargo público (electo o no) sino la responsabilidad de hacer respetar las leyes que él sanciona con su firma. Cuando el rey nos representa en alguna institución internacional y hable en nombre del estado español sobre que el estado español se opone al comercio ilegal de marfil, le podrán enseñar esa foto y enviarle a pastar (¿os acordáis del “porqué no te callas”?).

Él no tiene porqué ser rey, puede decidir abdicar, nadie puede obligarle a ejercer, pero mientras sea el jefe de estado está en su obligación cumplir con la legislación española, ser digno de su papel y ser consecuente con las leyes del estado que representa, tanto en Madrid como en Ikurst. No porqué en Bostwana sea legal matar elefantes pagando, o porqué en un estado fallido la prostitución infantil es algo aceptable, quiere decir que el rey pueda permitirse el lujo de hacer prácticas que en España estarían sancionadas.

¿Con qué credibilidad y dignidad puede el rey luego firmar las leyes que tenemos que cumplir los súbditos ciudadanos pero en cambio no el monarca?

Mi postura personal es que cazar animales en peligro de extinción es una salvajada, y más cuando son animales que tienen una capacidad de sufrimiento bastante más parecida a nosotros que el atún rojo, considero que el tipo que se ha cargado a más de 1.300 elefantes (y que es el desalmado que invitó al Borbón a la cacería) en un futuro será considerado un criminal de tomo y lomo y que los humanos de un futuro sin elefantes mirarán al pasado y verán a este tipo como miramos a los cristianos coptos que quemaron la biblioteca de Alejandría. También creo que la monarquía es una forma de jefatura de estado algo obsoleta  y que prefiero no tener jefatura del estado (las funciones reales del rey son meramente decorativas, lo de jefe del ejército sirvió en la década de los 80, hoy los generales no esperarían la llamada del rey para actuar sino a la del Presidente del gobierno). Pero este análisis es personal, basado en mi moralidad, intento analizar el tema desde un punto institucional, algo que los monarquistas del ABC y La Razón deberían hacer en lugar de hablar de conspiraciones contra la casa real.

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