Puigdemont el prófugo

Estos días hemos visto el ridículo en el que ha caído la Junta Electoral Central intentando impedir que Carles Puigdemont, Toni Comín y Clara Ponsatí puedan ser candidatos en estas próximas elecciones europeas. No deja de ser también algo vodevilesco el vaiven entre juzgados, pasándose la patata caliente, para ver quien era el juez o la jueza que iba a tener que reconocer que Puigdemont, Comín y Ponsatí tienen todo el derecho al sufragio pasivo.

En un país normal, 3 personas que siguen formando parte del censo y por tanto tienen derecho a sufragio activo, que no tienen causa alguna abierta en su contra, tienen también el derecho al sufragio pasivo. También unos presos políticos sobre los que no pesa condena alguna y por tanto sus derechos políticos están intactos. Pero en el caso que nos incumbe la Junta Electoral, en base a un recurso del PP y C’s había decidido que no, que los 3 políticos exiliados no podían presentarse.

Todo esto tiene una explicación. No es que la Junta Electoral Central le encante querer hacer el ridículo, o que los jueces españoles les encante marear por los juzgados la toma de decisiones. Es que las propias instituciones españolas están atrapadas en la propia construcción de relato político con el que han ido machacando sistemáticamente durante el último año y medio.

La construcción de relato político es la siguiente: los independentistas catalanes realizaron un golpe de estado y algunos de los golpistas se han dado a la fuga de la justicia española. Ese relato, lamentablemente es en el que creen muchísimos españoles y es el que han ido vendiendo desde el poder político, económico, militar y mediático español (y sí, incluyo el militar al ser el CNI y la Guardia Civil instituciones militares). A ese relato, la justicia española le ha ido dando toda la cobertura posible evitando eso sí, prevaricar.

Pero no deja de ser un relato falso, que no se sostiene ni en los hechos ni en la sustancia de los actos jurídicos. Por un lado, por más que lo intente la fiscalía, la policía nacional, la Guardia Civil o incluso porqué no decirlo los jueces que llevan el caso de los presos políticos catalanes, las bases de “rebelión” o “alzamiento” no solo son débiles, sino cada vez resultan más ridículas. Por otro, y al relato de “Puigdemont el fugitivo” está claro que Carles Puigdemont no es fugitivo de nada. No tiene abierta causa alguna, toda reclamación hecha por parte de la justicia española ha sido retirada o bien los jueces que han tenido que dirimirla la han considerado insuficiente para una estradición.

Puigdemont, Comín o Ponsatí, a todos los efectos son ciudadanos libres en la Unión Europea con todos sus derechos intactos. Y eso sí que es contrario a todo el relato político que se ha construido. Los jueces simplemente han intentado no ser quienes pusieran el cascabel al gato y señalaran que el emperador va desnudo, o sea, que la historia que dibuja a Puigdemont como un fugitivo de la justicia española es en definitiva, un bulo.

Un bulo más del estado español a su propia población para poder justificar que Junqueras y el resto de presos políticos catalanes siguen en prisión. Un bulo para poder justificar la causa general abierta contra el independentismo. Un bulo más, para poder justificar en el fondo no buscar una solución política a un problema que es político.

Ahora los grandes medios y los políticos españoles van a tener dificultades para poder explicar el porqué si Puigdemont és un prófugo de la justicia como ellos han ido vendiendo por ahí, este se está presentando en una lista que va a aparecer en todos los colegios electorales del estado español. El hecho es que es la represión contra los presos políticos, exiliados y contra el movimiento independentista, no solo está provocando terribles contradicciones en el sistema de derechos y libertades español y lo está degradando. Simplemente está tirando por la cloaca la credibilidad de la democracia española.

En definitiva, para quien tuviera dudas que lo que tenemos son presos políticos y exiliados políticos, es que Junqueras el golpista es diputado electo al Congreso con sus derechos políticos inviolados, y Puigdemont el prófugo es candidato a las elecciones europeas en todo el estado español.

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