Si pagas cacahuetes tendrás monos, si pagas diamantes, amebas incompetentes.

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Resumen: La investigación de la economía conductual ha demostrado que unos incentivos económicos muy altos llevan a un menor rendimiento en cualquier colectivo. Factores del comportamiento humano irracional han mostrado que ante incentivos muy altos nos preocupamos más por los incentivos que por la tarea que intentamos realizar y esto nos saca del “estado de flujo” donde conseguimos nuestro rendimiento óptimo. Este contrafactual del actor racional (que supone lo contrario) explicaría el porqué antes de la crisis financiera los altos directivos, especialmente del mundo financiero, han cometido errores tan graves de forma acumulada a la vez que iban mejorando sus salarios y beneficios económicos. Este puede ser uno de los factores esenciales para entender los motivos subyacentes de esta crisis y permitir entenderlo puede prevenir futuras burbujas financieras.

Ya sabíamos que el crecimiento en la desigualdad salarial es posiblemente una de las causas subyacentes que nos ha llevado a la crisis y que la caída de la fuerza sindical en occidente durante estas últimas décadas haya sido realmente un gran problema para disciplinar la economía.

También conocíamos desde Galbraith el “fraude inocente” que se realiza en la cultura coorporativa, donde una clase directiva se transforma en una élite estractiva que vacía de poder y recursos a los accionistas y a los trabajadores.

Ahora bien, hay un factor que aún no he visto muy analizado y es que un salario excesivamente alto lleva a un peor rendimiento de los dirigentes.

En el análisis de la crisis financiera llegamos a una extraña conclusión ¿Cómo es posible que personas formadas, relativamente honestas y con gran nivel de información se hayan equivocado de forma sostenida durante tanto tiempo a la hora de establecer los controles, niveles de riesgo y estrategias en el sector financiero?. Es increíble como una gran cantidad de directivos y analistas del mundo financiero, no solo en España, cometieran errores de bulto y asumieran riesgos tan altos. Todos conocemos el principio de Peter, pero este es insuficiente para explicar los extraordinarios malos rendimientos de prácticamente toda la clase directiva (no la única, ojo) en el sector financiero.

Al parecer una de las explicaciones (más allá de la presión cultural, el sesgo cognitivo, etc.. que son factores que no se deberían descartar) del muy mal rendimiento de prácticamente todos los responsables financieros a la hora de no crear una burbuja crediticia en numerosos países de occidente está basada en una de las conclusiones de la Economía Conductual.

 

Como actúan los incentivos en un modelo de actor racional.

La economía basada en el modelo de actor racional (un buen modelo en general para explicar una gran parte de la realidad económica, pero no toda), nos indica que los actores económicos funcionamos en base a incentivos. Cuanto mayor es el incentivo, más energías, rendimiento o riesgos estamos dispuestos a asumir.

El rendimiento intelecutal o nuestra capacidad de trabajo en un modelo de actor racional está relacionado con los incentivos (en este caso el salario, los beneficios, etc..). Si nos ofrecen mejor salario por un incremento en nuestro esfuerzo, estaremos dispuestos a hacerlo.

Según el modelo de actor racional los incentivos incrementarán nuestros esfuerzos y este nuestro rendimiento. Que lo haga como la figura número 1, o como la figura número 2, dependerá de si el esfuerzo se puede incrementar de forma indefinida o bien el esfuerzo tiene un incremento decreciente (para entendernos, nos pueden pagar más para trabajar dos horas más, pero no es lo mismo el beneficio de incrementar el trabajo de 4 a 6 horas, que de 10 a 12 horas). Los humanos nos cansamos y tenemos un límite a nuestra capacidad de esforzarnos.

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Figura 1: Modelo de actor racional con rendimientos constantes

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Figura 2: Modelo de actor racional con rendimientos decrecientes

En el caso de los salarios de los altos directivos uno puede esperar, en el modelo de actor racional, que incrementar sus salarios puede incentivarles a ser más eficientes y conseguir mejores resultados aunque cada vez la diferencia entre cobrar 1M€ o cobrar 10M€, conlleve un gestor solo ligeramente mejor. Nadie espera que ofrecer un salario increiblemente alto conlleve un resultado peor.

La realidad, los humanos frente a incentivos increiblemente altos tenemos un rendimiento intelectual inferior.

Los estudios de economía conductual nos llevan a unas conclusiones contraintuitivas, superado cierto nivel de incentivos los humanos rendimos intelectualmente peor. En el artículo  de Ariely, D., Gneezy, U., Loewenstein, G., & Mazar, N. (2009). Large Stakes and Big Mistakes. Review of Economic Studies, 76, 451-469, realizado con estudiantes universitarios norteamericanos y con habitantes de la India rural, se ha mostrado que el rendimiento en actividades intelectuales DECAE a medida que los incentivos económicos crecen:

Our experiment suggests, however, that one cannot assume that introducing or raising incentives always improves performance. It now appears that beyond some threshold level, raising  incentives may increase motivation to supra-optimal levels and result in perverse effects on  performance.

El rendimiento observado responde a la Figura 3, en la que se puede ver como hasta cierto valor los incentivos incrementan el rendimiento como una curva de beneficios decrecientes, pero a partir de cierto punto el rendimiento decae y de forma clara. Se produce el efecto inverso al que se busca con los incentivos.
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Figura 3: Rendimiento observado en los experimentos de economía conductual.

No es que los actores económicos se comporten como locos “me das menos dinero si consigo este objetivo, pues ¿sabes qué? que paso de esforzarme..” sino todo lo contrario, el “esfuerzo” se incrementa. Y si se tratara de un trabajo mecánico y puramente físico (como golpear piedra) el rendimiento que se observaría es parecido a la figura 2, pero en el caso de un trabajo intelectual (o entre físico e intelectual) el actor se esfuerza más pero ese esfuerzo le hace rendir peor. Este comportamiento psicológico es algo que ya está bastante observado, por ejemplo, Beilock, S. L. & Carr, T. H. (2005). When High-powered People Fail: Working Memory and “Choking Under Pressure” in Math. Psychological Science, 16(2), 101-105, se evidencia como incentivos crecientes hace que memoricemos peor o hagamos peores cálculos matemáticos. Por otro lado, en trabajos complejos y donde los controles externos no están claro, el traducir el rendimiento a incentivos tiene efectos perversos, que llevan a abandonar a motivaciones intrínsecas (como el orgullo de hacer un buen trabajo, la profesionalidad, la autoimagen) por motivaciones externas y fijarse solo en indicadores parciales y no en lo que el profesional conoce como rendimiento general de su trabajo (para entendernos, es como pensar en una web solo por el número de visitas).

No hay colectivo inmune a la caída de rendimiento ante grandes incentivos

No es solo es que este comportamiento se produzca entre estudiantes norteamericanos o trabajadores agrarios de la India.

Diversos experimentos, tanto bajo condiciones de laboratorio, como observando el rendimiento medible de personas muy bien pagadas han demostrado que este comportamiento no es solo una características de veinteañeros universitarios o trabajadores agrícolas.

Más allá de estudiantes del MIT o Chicago, o trabajadores agrarios indios, este fenómeno ocurre con médicos, jugadores de élite de baloncesto (donde es necesario algo más que un trabajo mecánico físico, sino unas habilidades de tiro, concentración, visión táctica, etc..), y como no, también con altos directivos. Se ha estudiado que para los altos directivos el status funciona como mejor incentivo para un buen rendimiento que el salario (incluso a niveles moderados) y que incrementar aún más los altos salarios de los altos directivos consiguen peores rendimientos en la generación de empleo y reparto de beneficios.

Los modelos psicológicos que explican ese bajo rendimiento con incentivos altos frente a los moderados es que ante estos últimos salimos de lo que se llama “estado de flujo” en el que conseguimos concentrarnos en la tarea que queremos realizar, de una forma sostenible y sin agotar de forma rápida los recursos y energías mentales. Esto se produce porqué nos preocupan los propios incentivos y nos hace “esforzarnos” más, de forma que abandonamos ese estado de flujo y nos enmarcamos en los propios incentivos más que en la tarea que realizamos “joder, he de sacar adelante esta inversión, me va en ello el bono de final de año”. Es la versión de la “visión de túnel” aplicada a la capacidad de trabajo intelectual que se produce en situaciones de alta presión o en situaciones de supervivencia.

Al final el pensar en el bono económico, la posibilidad de perderlo, nos hace gastar energías que deberíamos dedicar a lo que hacemos, cosa que no ocurre cuando los incentivos vienen de una motivación intrínseca que de una externa, el propio esfuerzo nos arranca del estado de flujo y de ahí que entremos en una situación donde nuestro rendimiento intelectual es inferior.

Esto puede explicar en cierta manera el fenómeno del principio de Peter, o el porqué grandes profesionales al alcanzar una posición de más responsabilidad y mejor salario terminan comportándose como verdaderos incompetentes: la presión es demasiado para ellos.

La historia de unos salarios excesivamente mal repartidos.

Las causas inmediatas de la crisis son bastante claras, el “cómo” hemos llegado a esta situación que es algo más complicado (las causas subyacentes) comienzan a aclararse. El relato de que durante 20 años se ha ido creando una mayor desigualdad salarial ha provocado dos fenómenos que se suman: una clase media y baja que se endeudaba para poder mantener el ritmo de consumo de otros colectivos, una clase alta con mucho dinero que no se trasladaba a su propio consumo sino a mantener ese flujo de crédito y unos altos responsables (sobretodo del sector financiero) con unos sueldos muy altos e incentivos económicos tan grandes que les hacían que se preocuparan más por ellos que por mantener la salud económica a largo plazo de las empresas e instituciones que dirigían.

Si algo tiene la crisis es aprender de ella, seguramente un mundo con salarios tan desiguales y con directivos con unos salarios tan altos nos lleva a situaciones de riesgo financiero inaceptable que simplemente requiere algo de tiempo para que terminen estallando. Los actores económicos seguiremos siendo básicamente iguales, si tenemos incentivos suficientes nos endeudaremos, si la desigualdad de ingresos crece tiraremos de crédito y una nueva generación de directivos excesivamente pagados y preocupados por sus bonos económicos tomarán malas decisiones que se acumularán a lo largo del tiempo y volveremos a una situación de riesgo financiero. Tal vez sea bueno, que cambiemos la historia.

10 comentaris a “Si pagas cacahuetes tendrás monos, si pagas diamantes, amebas incompetentes.

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  2. Es falso que los inversores estuvieran bien formados. Muchos tenían entre 19-21 y ya movían millones: formación? CERO.

  3. Hola, donde dices: “Los modelos psicológicos que explican ese bajo rendimiento con incentivos altos frente a los moderados es que ante estos últimos salimos de lo que se llama “estado de flujo” en el que conseguimos concentrarnos en la tarea que queremos realizar, de una forma sostenible y sin agotar de forma rápida los recursos y energías mentales. Esto se produce porqué nos preocupan los propios incentivos y nos hace “esforzarnos” más, de forma que abandonamos ese estado de flujo y nos enmarcamos en los propios incentivos más que en la tarea que realizamos “joder, he de sacar adelante esta inversión, me va en ello el bono de final de año”. Es la versión de la “visión de túnel” aplicada a la capacidad de trabajo intelectual que se produce en situaciones de alta presión o en situaciones de supervivencia.

    Al final el pensar en el bono económico, la posibilidad de perderlo, nos hace gastar energías que deberíamos dedicar a lo que hacemos, cosa que no ocurre cuando los incentivos vienen de una motivación intrínseca que de una externa, el propio esfuerzo nos arranca del estado de flujo y de ahí que entremos en una situación donde nuestro rendimiento intelectual es inferior.”

    Bien, yo creo que sobre eso ya había leído pero de forma menos amable. Yo lo había leído en clave de que estos ejecutivos que tienen sus salarios ligados a unos objetivos, priman esos objetivos a lo que es bueno para la empresa. Hay que tener en cuenta que en estos ámbitos también hay modas. Ahora toca crecer: primas por crecer. Luego el ejecutivo tiene los incentivos para buscar donde crecer aunque no sea de la mejor manera para la empresa. Si la cosa sale mal, con los contratos actuales en las altas esferas, se irá con la vida arreglada y otros tendrán que apechugar.
    En suma, que los altos sueldos a los altos directivos están resultando, como dices, contraproducentes para las empresas.

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  7. Buenos días a tod@s,

    Me parece bueno el artículo sobre la relación incentivo salarial/rendimiento pero si me permites hacer unos matices.

    Pienso que lo primero de todo si partimos desde el proceso de selección, deberíamos identificar si el candidato siente pasión por el tipo de trabajo que le ofrecemos, si quiere hacerlo y si se le identifica ganas de aprender y mejorar dentro de la empresa. Si el trabajador coge el puesto de trabajo única y exclusivamente por el dinero sabemos que cuando tenga una oferta mayor se irá ya que lo que le motiva es el dinero lo que implicará un nuevo coste para la empresa por la rotación y búsqueda de nuevos trabajadores.

    Si tenemos al trabajador que está motivado por el puesto de trabajo pero el tema salarial le influye en su rendimiento deberíamos analizar el caso. Yo soy partidario de un sistema de incentivos variables en función de su rendimiento. Si le damos una cantidad fija, el trabajador al principio estará motivado por que ha conseguido su objetivo y estará orgulloso de lo que ha conseguido. En cuanto pase un tiempo, ve que haga lo que haga recibirá el mismo incentivo por lo que tenderá a bajar su rendimiento. Si el trabajador ve que en función de lo que haga se le pagará más estará durante más tiempo motivado para conseguir su objetivo económico. Sería buen fichaje por que su mejora económica va relacionada a la mejora de la empresa.

    Un buen sistema retributivo basado en objetivos ayuda tanto a la empresa como al trabajador.

    un saludo cordial

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