Vallibierna, un tresmil con una cresta aérea

Ubicación: Pirineo oscense oriental
Dificultad: Fácil superior (cresta aérea I)
Altitud: 3360 metros
Desnivel: Unos 850 metros.
Tipo de ascensión: Estival
Meteorología: Sol con algo de cobertura nubosa al final.

El Vallibierna era un pico que desde esta primavera lo teníamos entre nuestros objetivos para este verano. Para mí era el “mítico” paso del caballo, un 3000 enfrente del Aneto que me merecía (y me sigue mereciendo) bastante respeto.

Entre los “espedicionarios” nos encontrábamos tan solo 3 que ya habíamos hecho algún tresmil (Javi, Bruno y yo) y cuatro que habían pateado muchos dosmiles pero que se estrenaban en los tresmiles (Isa, Jorge, Juanca y Manu), pero para todos era un pico interesante y diferente a los que estamos acostumbrados al pirineo catalán oriental.

Salimos de Barcelona el Viernes a mediodía y nos dirigimos por carretera vía Balaguer hacia la nacional que conecta con el túnel de Vielha… unos pocos kilómetros al sur del túnel cogemos el desvío hacia el pueblo de Aneto y lo dejamos muy atrás y seguimos subiendo por la carretera de montaña… decidimos hacer noche en un albergue en construcción abandonado a unos 2000 metros y de allí sin madrugar al día siguiente nos dirigimos al punto de inicio de la ascensión, en el estany Llauset, una presa y un embalse al que se accede con vehículo a través de la carretera que asciende desde el pueblo de Aneto y que atraviesa un largo y estrambótico túnel a más de 2.200 metros.

Desde el Llauset decidimos coger la ruta por la cabaña de Botornàs, en lugar del collado de Llauset, debido a que el camino es mucho más chulo, lleno de Ibones (lagos) de alta montaña y también que nos evitaría el “paso del caballo” el cuál no teníamos claro si lo haríamos o no, para poder llegar a la cima del Vallibierna. El camino resigue el estany por el lado derecho sin apenas ganar algura casi hasta el inicio del propio estany, pasando por canchales y con un tramo que tiene extrañamente un cable de acero para agarrarse en un punto donde para nada es necesario. De allí el camino comienza a subir altura hacia la derecha encaminándonos a la cabaña de Botornas.. ascendemos unos 100 metros hasta el primer Ivón y remontamos tranquilamente el valle, saltando a tramos entre rocas y camino, rocas que recordaban a los canchales del Mulleras, de allí al segundo Ibon y luego el camino tuerce hacia la izquierda todo el rato ganando altura y adentrándonos por fín en unas rampas donde se comienza a ver la cima del Vallibierna y la rampa final. Seleccionamos la vía de los Ivons Chelats al pasar al lado de un poste indicador (no hay que coger la del collado de Vallibierna que a pesar del nombre te desvía hacia un collado el cuál queda más lejos de la cima) y seguimos ya siguiendo las fitas de piedra en un entorno ligeramente perdedor, vamos atravesando un par de ivones más y dejamos ya un tercero bastante a la derecha, que es el que quedaría justo debajo del propio circo glaciar del Vallibierna.

El camino desde el poste indicador comienza a tener un mayor componente de piedras y canchales, de grandes rocas que hay que ir subiendo, en algunos casos poniendo las manos para poder impulsarnos y en otros intentando buscar la vía con menos complicación, pero siempre andando como a saltos de roca en roca, en otros momentos aparecía durante un momento un pequeño camino que de golpe terminaba en nuevas rocas y así hasta alcanzar una pala a una altura ya respetable (2.800 metros) donde comenzaba una tartera superpisoteada, donde el camino es más que obvio y fácil de seguir, tan sólo, mucha pendiente. Como no, los diferentes ritmos de ascensión habían roto el grupo varias veces y ya decidimos compactarlo nuevamente al inicio de la tartera. No ascendíamos muy rápido ya que ni Manu, ni Javi, ni Juanca, ni Bruno me sacaban mucha ventaja, unos 2-3 minutos, cuando lo normal era bastante más. Atrás quedaba mi hermana con Jorge, que me alcanzó en el tramo final de la tartera.

Al final de esta pala se llega a una antecima llamada Cota Vallibierna Este, el inicio de una cresta muy aérea y algo larga (más o menos unos 150 metros) que lleva a la cima. Aquí es donde las percepciones juegan malas pasadas y discrepancias. Es una cresta con mucho patio a banda y banda y que casi siempre va por el filo o bien algo escorada a la derecha, siempre con patio expuesto. A toda “la expedición” le pareció una arista bastante angustiosa, todos pasamos algo de miedo, tanto mi hermana como yo (que es lo habitual en cualquier paso mínimamente expuesto), como el resto. Por tanto.. impresión, impresión, daba. De hecho, en la antecima había gente que o bien había avanzado los primeros 30 metros que parecía algo más fácil y luego había retrocedido por no verlo del todo claro, o gente que simplemente le había parecido demasiado para su gusto.

Lo más objetivo que puedo ser con esa cresta es que era bastante expuesta, no era complicada de pasar, tan sólo en algún pequeño punto había que estirarse un poco, cubriendo con las manos el paso (y basicamente era por coger la cresta en un punto algo más abajo cosa que hacía bastante gente ya que se veía la traza), pero cuando Juanca resbaló un pié y tiró una piedra al abismo, esta no paró hasta el fondo del valle, es decir un resbalón serio era caída mortal segura. Técnicamente no tiene nada y para los avezados eso no es ni significativo, para los montañeros dummyes una recomendación: la cresta se pasa, cualquiera la pasa, poniendo mil ojos y confiando en uno mismo, y echándole algo de valor. Las fotos también hablan por si solas.

Después de pasar la cresta cada uno con la mejor fuerza de ánimo se alcanza la cima, 3067 metros, que tiene una pequeña fita de piedras que marca la cima y una caja donde guardar un libro de firmas. Desde allí se divisa la proxima cima del Culebras y casi a tocar el famoso paso del “caballo”. Paso que no nos atrevimos ni a intentar, de hecho ni nos acercamos a él ya que para llegar al punto donde es necesario encabalgarse a la piedra había que hacer una pequeña destrepada que parecía expuesta. Aunque esa mañana bastantes la cruzaron, el ánimo no estaba por la labor, ya el pasar la cresta y llegar allí arriba suponía un punto más para muchos en lo que habíamos sido capaces de hacer respecto a crestas aéreas con anterioridad. Supongo que en una segunda ascensión ya sabiendo que podemos pasar la cresta alguno lo intentaría, pero ese día no había ganas.

La vuelta no tiene más.. justo por donde se había pasado, la cresta aérea nuevamente, con algo de aprensión y luego para abajo por la tartera, alcanzar los ivones chelats y de allí a los ivones del valle y al estany de Llanòs.

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