Tienes un blog, magnífico, haces algunos artículos, tienes algunos comentarios, y además utilizas la moderación de estos y además acostumbras a responderlo, fantástico. ¿Crees que lo tienes todo hecho en cuanto al tema de comentarios? ¡NO!, siempre te quedarán los flamers y los trolls. Ya hablé de cómo gestionar los flames, pero los trolls tienen algunos efectos que pueden ser aprovechados. No hay nada que haga más ilusión a un bloguero que su primer troll. Cuando aparecen tan crispados, tan insistentes y con esas ganas de tocarte las narices parecen tan moooonos que piensas en no fastidiarle demasiado: si ese infraser ha decidido malgastar una parte importante de su tiempo en ponerte a parir de un burro en tu propio blog es porqué eres lo suficientemente relevante para él. Luego la cosa cambia, y al final lo que comenzó siendo una broma se transforma en una fuente de aburrimiento y Continua llegint →