La “reacción” eclesiástica ante el reconocimiento de todos los modelos de familia

El sociólogo Anthony Giddens hablaba de que estamos en una sociedad ultramoderna, más que en una sociedad postmoderna, donde se viven las consecuencias de profundizar en la modernidad. Entre los filósofos postmodernos existe un debate serio sobre si la postmodernidad no es más que una reacción al éxito triunfal de la modernidad, un grito a la vuelta a la seguridad y a los valores (tradicionales). A este jolgorio la iglesia católica se ha sumado, saliendo a la calle a reivindicar algo que creen amenazado: la familia estandard (papá + mamá + hijos).

La sociología moderna no para de reiterar que la modernidad está plagada de inseguridades sociales.. y también de nuevas oportunidades. Esto hace que personas de fuertes creencias arraigadas en instituciones premodernas (como la iglesia o una estructura de clases sociales más jerarquizada y clara) sientan que su identidad personal está amenazada. Por ello entiendo que a los sectores más recalcitrantes católicos pueda suponer un trauma tener que convivir en una sociedad que considera normalizado el divorcio, las parejas del mismo sexo, la existencia de familias monoparentales, la planificación familiar y todas estas zarandajas de la modernidad.

Yo lo puedo entender, una persona que tiene una fuerte convinción en que un tipo de familia (ya lo he dicho: mamá + papá + hijos) es la clave esencial de la sociedad y la argamasa donde construir la convivencia y su propia identidad personal sienta una gran amenaza ante la visualización de otras clases de familia, y digo visualización porqué su existencia es anterior a todas estas leyes y a la “normalización” social.

iglesia.jpgPara este tipo de personas ha visto que su identidad personal y social se ha visto amenazada por un gota a gota: aprovación de la ley del divorcio y su reafirmación en el divorcio express, la liberación de algunas mujeres de ser cuidadoras y de que su principal papel sea el de ser madres y puedan tener sus propias carreras y proyectos personales, la visualización de las parejas homosexuales, las reivindicaciones de las familias monoparentales, las leyes que igualan en derechos las parejas del mismo sexo, la ampliación de supuestos del aborto (y por favor.. la falacia que hay ahora de hablar de la preocupación por la salud de las mujeres que abortan como argumento antiabortista, cuando el aborto es una intervención médica con mucho menos riesgo [cuando se realiza en un centro médico] que un parto o todo el ciclo del embarazo), etc…

Entiendo esa angustia existencial, entiendo que su identidad se sienta atacada, y además creo que es bueno que socialmente podamos poner paños calientes a esa sensación y sepamos respetar las personas que tienen esa visión. Ahora bien, esa angustia vital no puede condicionar a una mayoría social que está a favor de que los trámites del divorcio se simplifiquen, que quieren tener la libertad de poder casarse con quien realmente quieren, que desean que su modelo de vida no tenga que llevarse a escondidas, que quieren decidir sobre su cuerpo y si lo desean evitar las consecuencias en la salud de un embarazo, que quieren poder adoptar al hijo de su compañero sentimental, al que están educando y cuidando.

Ante estos elementos de una sociedad moderna, que en el caso de España es muy familiarista (tal es así, que precisamente nuestro estado del bienestar es llamado “modelo familiarista” ya que hace recaer muchos servicios en ella y no en el mercado o en el estado), es normal que ocurra “la reacción”. Por un lado la que sucedió en el lado “izquierdista” buscando a través de la postmodernidad una vuelta a los utópicos socialistas, por otro lado la reacción cultural “neocon” (para los occidentales) que tiene una fuerte base teista. Ya hablé de la ofensiva cultural neocon y de su relevancia. En este caso la reacción de la iglesia católica no deja de formar parte de este combate cultural e ideológico… Los católicos que sienten su identidad personal amenazada me merecen todo el respeto, pero no sus argumentos: la existencia, visualización y reconocimiento de otras formas de familia no implica la destrucción de un modelo familiar concreto que convive con estas otras formas de familia, y que no deja de ser uno de los mayoritarios… Puedo entender su inseguridad, en parte es compartida por nuestra sociedad, inseguridad en muchos ámbitos y no sólo en la identidad familiar. Puedo entender que la sociedad moderna no está exenta de problemas ni de vacíos ni de contradicciones, pero que es esta sociedad la que ha construido el sistema que mayor cuotas de libertades y de autonomía personal que conocemos.. y el volver a la sociedad premoderna, aunque sólo sea en el modelo familiar, donde sólo había uno visible y reconocido, no es ni viable ni lo deseamos la mayoría de ciudadanos.

La sociedad construye sus leyes y sus instituciones en base a consensos sociales y a mayorías, y una minoría: la jerarquía eclesiástica y el sector más duro de la iglesia católica no puede dictaminar ni obligarnos a adaptarnos a sus tesis si la mayoría hemos decidido que nuestra sociedad reconozca otros modelos de convivencia y vida familiar. Lo obvio de todo ello es que no hay ningún partido con opciones a entrar en el Congreso que incluya la penalización del aborto para los supuestos en que ahora no es punible o la eliminación del divorcio o del divorcio express… por algo será… tal vez porqué saben que si lo incluyen pueden perder las elecciones.

2 comentaris a “La “reacción” eclesiástica ante el reconocimiento de todos los modelos de familia

  1. Amb families de homosexuals s’espècie humana arribarà super enfora. S’ànima pero… per favor, no podem afavorir s’unic ESTERIL de sos subjectes. S’els ha de respectar com a tothom pero això no vol dir donar-lis la rao. Son anormals (no en to despectiu, sino literal) i per tant no poden constituir cap norma.

  2. Alex: la criança dels fills, el sexe i la reproducció no tenen perquè anats lligats de la mà, això és una petita falàcia lògica, t’ho intento aclarir.

    Primer de tot, és que els homosexuals no són majoritaris a la població.. .per tant el risc de no mantenir suficients nens per subsistir la nostra espècie no existeix.

    Segòn de tot, ser homosexual i viure amb una parella del teu mateix sexe no et fa esteril. Pots tenir fills amb altre persona, pots utilitzar mecanismes d’inseminació artificial… per tant no és realment un problema en aquest sentit, i de fet hi ha moltes persones homosexuals que són pares i mares.. i és, de fet, la llei que va fer ZP la que va permetre que es reconeixes i normalitzes aquestes situacions.

    Tercer, gràcies al canvi legislatiu, les parelles del mateix sexe poden adoptar. Els fills sense pare que hi ha arreu de tot el món poden tenir, ara, més possibilitats de viure en una llar amb afecte i atencions i amb un futur més esperançador. Per tant tot abanç en aquest sentit sempre serà positiu.

    Després, sobre “normalitat” no “normalitat” si em permets et remeto a un article que vaig fer fa temps:

    http://www.socialdemocracia.org/content/view/944/2/

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