La política del relato

La semana pasada asistí a una excelente exposición de Antoni Gutiérrez-Rubí sobre la “Política del relato”. Antoni es de estas personas que paga la pena seguir, leer y sobretodo escuchar. Es experto en comunicación y política, y colaborador de diversos diarios internacionales y asesor de varios políticos en activo.

Su tesis central oscilaba alrededor de la importancia del relato político. O sea, la capacidad de exponer de forma concisa un proyecto como si de un relato o un cuento se tratase. El relato es la forma de simplificar y reducir a una idea que de forma indirecta evoca todo el proyecto político y que ayuda a aglutinar las propuestas y proyectos que tenemos en política.

Un ejemplo son “La Barcelona olímpica”, “La España que entra en Europa”… o de una forma más mercadotécnica, para Obama la letra “O”, que es utilizada en conceptos como “esperanza” (hOpe), “oportunidad” (Oportunity), “vota” (vOte). Tal vez la política del relato se aplica como pura herramienta mercadotécnica y por eso tememos desde la izquierda utilizarla, cuando lo importante es la posibilidad que ofrece de condensar un proyecto en algo que puede llegar a la gente y quedarse en su cosmovisión.

Me es difícil sincretizar la idea de Antoni ya que es algo más complejo que lo que yo expongo aquí, y por eso conmino a leer el artículo donde expone la idea de “La política del relato”.

http://www.gutierrez-rubi.es/?p=555

Lo que yo puedo añadir es que a pesar de mis ingentes esfuerzos en muchas ocasiones de intentar transmitir ideas y proyectos, muchas veces confrontándome a mis dirigentes inmediatos nunca he utilizado la política del relato y así me ha ido. No es que no haya podido convencer a los demás, en general puedo convencer de una idea concreta, lo que no he podido ha sido elaborar un discurso que enlace un conjunto de ideas sueltas en proyecto. Cuando he intentado ir más allá de una “buena idea” y trabar algo más, un pequeño modelo, una alternativa al discurso oficial, no he tenido la urdimbre con la que unir ese conjunto de buenas ideas y propuestas. Y es que tal vez he pecado de hiper-racionalista y de no atender que la política, primero son emociones, que han de ir dotadas de ideas, contenidos y fondo, pero que requieren un “relato” algo que evoque el conjunto de ideas de forma que los humanos, más avezados a tejer con símbolos y a entender las cosas de forma indirecta y con ejemplos podamos aprehender y hacer nuestro.

Un ejemplo de “relato” es el concepto 2.0, no sabemos muy bien definirlo con pelos y señales pero es una etiqueta que nos permite identificar un tipo de acción en la red, un tipo de comunicación bidireccional… No son sólo blogs, no son sólo foros, ni los comentarios, ni tan siquiera la sindicación de contenidos. Son todo eso y algo más. En cambio explicar por sí sólo que es el RSS, los blogs, el trabajo en red, las redes distribuidas tiene un poder comunicativo y cautivador que hablar de internet 2.0. Será márketing, pero nos permite elaborar una cosmovisión y aglutinar ideas y propuestas en algo que es más o menos coherente en sí mismo. La simplificación aquí es poder de explicación y hacer partícipe a terceros de nuestras ideas. ¿Porqué no aplicarlo a la política?.

Es más… ¿porqué no aplicarlo desde la política de base?

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