Ciberpolítica

Nace la sectorial de ciberactivismo del PSC

Este pasado Viernes se ha constituido la sectorial de ciberactivismo del PSC. Liderada por Jose Antonio Donaire, en su equipo contará con nombres conocidos de la blogosfera y de reconocidos ciberactivistas del PSC: Joan Ramon, Montserrat Capdevila, Jessica Fillol, Carlos Guadian, Carme Sánchez, Raquel Querol o este bloguero que les escribe (que será responsable de organización… vamos que le han dado al zorro cuidar el corral de las gallinas porqué si algo soy es poco sistemático).

ciberactivistespsc

Esta sectorial no sólo nace con el objetivo de centrar el mensaje del partido en temas de web 2.0 y ciberactivismo, sinó que busca generar un espacio en sí mismo de una nueva forma de hacer política.

Parece muy pedante, una boutade (como le gusta a decir a Donaire), pero no es así. Los partidos políticos siguen siendo clave a la hora de canalizar las inquietudes de los ciudadanos a las instituciones, facilitan el voto (sabes que cuando votas a un candidato de un partido su programa va a ir en una dirección, independientemente de quien sea el candidato) y son por ahora una herramienta esencial de la democracia.

Pero la política no es sólo la relación de los ciudadanos de forma partidista con las instituciones. No lo era ni a mediados del siglo XX ni lo es ahora. La política transciende las instituciones y los partidos. Una parte de esta política hoy en día se hace en la red y en las redes sociales.

La sectorial tiene muchos retos, desde conseguir que el PSC sea muy ciberactivista, pasando porqué los responsables institucionales cada vez más tengan algún tipo de actividad en la red (es como pedirles que los responsables institucionales salgan a dar explicaciones en los medios de comunicación, ni más ni menos). Pero hay cosas bastante urgentes y que marcan un punto de inflexión si el PSC es capaz de adaptarse a una forma de hacer política que cada vez más personas utilizan:

Reducir ritualidad y reuniones innecesarias. La sectorial debería trabajar más en un marco de intereses más que “todos a todo”, como acostumbra a organizarse una agrupación o una sectorial clásica. Las reuniones han de ser las justas, con tiempo de duración concreto y con objetivos muy concretos, el resto, el 90% del trabajo se puede hacer por correo electrónico y en el momento que cada uno pueda. Las organizaciones políticas nos acostumbran a llenar de actividades en las cuales gran parte es tiempo perdido, reuniones que se alargan por los circunloquios de los que están presentes, o peor… actos en los cuales la mayoría de asistentes se llevan la sensación que su presencia no daba más valor que hacer bulto. Yo en esto soy muy tajante puesto que me he propuesto no ir a ningún acto donde lo que hago lo pueda hacer un muñeco hinchable.

Afrontar el reto de que los ciberactivistas puedan hacer su ciberactivismo sin que se transforme en ciberpropaganda. Lamentablemente ya han habido casos de ciberactivistas que han sido censurados por su propia organización por asumir riesgos y tener opiniones públicas propias que no le gustaban al dirigente local de turno. En esto la sectorial de ciberactivismo ha de ser muy activa, una cosa es evitar que un ciberactivista se lance a una campaña de desprestigio de la organización que pertenece (y eso tiene sus vías de sanción interna) y otra es que no se tenga ni el margen de discrepar y dar su propia opinión. Esto provocará roces, en el mejor de los casos entre los más adeptos del centralismo democrático. Aunque las direcciones del PSC o del PSOE están acostumbradas a aprovechar la energía de los ciberactivistas que alegremente critican posiciones del propio partido (la misma semana que publiqué un post contrario a la postura del PSOE en la directiva de retorno me publicaron en la portada de la web del PSOE un post favorable a los 400€), esto no ocurre a todos los niveles de la organización.

Más de un ciberactivista ha recibido la censura de sus compañeros más inmediatos, ya que no valoran que lo que aporta el ciberactivista no es “uno más que empuja en la misma dirección” sinó una voz cualitativa con cierto grado de credibilidad que va más allá de las siglas y que ayuda a defender posturas ideológicas y que son más trascendentes que apoyan un proyecto político.

– Otro reto de la sectorial es la transversalidad. Actualmente la política 2.0 tiene mucha relación con ciberactivistas de otras organizaciones. La política 2.0 permite establecer puentes transversales y horizontales entre militantes de distintas formaciones políticas. Aunque las organizaciones políticas tienen intereses confrontados: desde buscar resultados electorales competitivos a propuestas de acción política incompatibles, sí que es bueno que en lo que se pueda estar de acuerdo se establezcan puentes. Eso ayudará a prestigiar la política. Hay cosas que tenemos que hacer también con nuestros rivales políticos.

Son muchos retos inmediatos, por no hablar del programa de trabajo que ambiciosamente quiere hacer esta sectorial, en la cuál Donaire ha repartido la faena entre varios.

Soc coordinador de la revista electrònica i xarxa de bloggers www.socialdemocracia.org, webmaster de la UGT de Catalunya i militant del PSC.

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