Ley de plazos, edad mínima para abortar y principios morales en sociedades liberales

El gobierno, por fín, ha sacado una ley parecida a la ley de plazos para el aborto que medio país le estaba reclamando. Como no, la derecha sale en contra de la esta ley. El argumento de la derecha (católica) es que el aborto (sea en el momento que sea) es un asesinato de un ser humano y por tanto un acto deleznable. La mujer no puede decidir sobre su cuerpo porqué afecta a la vida de un ser humano indefenso.

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La ley de plazos dirime cuando hay una colisión de derechos entre el feto y la madre y cuando no

Voy a ir al fondo de la cuestión… En la cuestión del aborto hay dos derechos que coluden: el de la mujer a poder disponer de su cuerpo, y el derecho a la vida del nonato. El problema radica en que hay personas que piensan que el nonato no adquiere esos derechos ni tiene la cualidad de ser un ser humano con derechos hasta el nacer y otras personas que le aportan la cualidad de ser un ser humano con plenos derechos en el inmediato momento en que el óvulo es fecundado. Hay muchas teologías y formas de ver la moral que han diferido a lo largo de la historia, el sintoismo considera que un neonato no tiene alma (y por tanto cualidad de humano) hasta pasados unos días del nacimiento, el cristianismo católico considera que el nonato tiene alma en el mismo momento de la concepción. La ciencia no nos puede decir cuando alguien es humano, la ciencia nos dice cuando un cúmulo de células comienza a adquirir órganos diferenciados, cuando comienza a respirar, cuando comienza a latirle el corazón, cuando comienza a tener actividad cerebral en el neocortex, etc… pero la definición de cuando ese ser vivo comienza a tener cualidad de humano es un dilema moral, no científico.

Sociedades con valores morales plurales, tienen que resolver problemas de mayor complejidad

En sociedades teocráticas o donde una única visión de la moral se impone es fácil dirimir estos dilemas morales. En la España nacionalcatólica el aborto era impensable, el feto era un ser humano desde el mismo momento de la concepción. Pero desde una perspectiva rawliana de la moral en el ámbito de lo público, no podemos aspirar que una visión monolítica, no científica, se imponga al resto sin ningún tipo de compromiso. Para los católicos más reaccionarios la posibilidad de abortar es un anatema, y tan sólo lo aceptarían en caso de una situación extrema de vida y muerte entre la madre y el feto.

El problema es que la sociedad en la que vivimos, convivimos personas que consideramos que el feto no adquiere cualidad de humano hasta que tiene una actividad neuronal significativa en el neocortex y otras consideran que el feto no es un ser humano hasta que no le late el corazón, y otras hasta que no nace. La visión moral mía, o la de los que sienten que el feto no es humano hasta que no nace, no es peor, más mala, más demoníaca o denostable que la de los ultracatólicos que consideran que el cúmulo de células embrionarias ya son un ser humano con derechos.

Por tanto, al final, desde una perspectiva rawliana, que intenta dirimir los problemas morales en las sociedades liberales, se tiene que alcanzar un compromiso social.

En este caso la ley del aborto define una serie de plazos (14 semanas) para que las mujeres puedan decidir libremente si abortan o no sin tener que justificarlo en problemas de salud o no. La definición de un plazo viene a decir que el compromiso social es que antes de las 14 semanas el embrión no es un ser humano a nivel legal y a partir de la 15ª semana el embrión adquiere derechos y el derecho a disponer de su propio cuerpo de la madre entra en colisión con el derecho al nonato a la vida. Antes, no existe esa colisión de derechos.

Las mujeres de 16 años pueden decidir abortar por su cuenta igual que pueden decidir sobre su salud

¿Porqué 16 años? Algunos, que están de acuerdo con la ley de plazos se llevan las manos a la cabeza del porqué las mujeres de 16 años pueden abortar sin decir nada a ninguno de sus tutores. Las leyes han de mostrar es cierta coherencia.

Hemos considerado de forma implícita (al no haber excesiva queja al respecto) que una persona de 16 años puede disponer sobre su propio cuerpo, decidir en temas de salud serios, etc… Puede gustarnos o no, pero cuando implementamos una ley de plazos, las 14 primeras semanas, todo lo que tiene que ver con el embarazo o su interrupción es exclusivamente un tema referido a la salud de la madre. Si una persona de 16 años hemos decidido que en su salud pueda decidir libremente, sin que los tutores necesariamente se inmiscuyan, lo que es técnicamente un problema de salud (abortar o no, tirar adelante el embarazo o no) individual de una mujer de 16 años, también debe poder hacerlo.

Hay quienes intentan imponer una cosmovisión teológica en la sociedad en la que viven, otros simplemente intentamos convivir con las diversas morales individuales que tenemos cada uno y construir una sociedad en la que podamos llegar a puntos de acuerdo. La ley de plazos no es la que yo haría exactamente si estuviera en mis manos y todo el mundo pensara como yo, pero es la que se puede realizar asumiendo que hay diversas perspectivas morales al respecto y que estas se han de intentar integrar, aún cuando la ley no satisfaga individualmente a nadie.

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