Ciclismo urbano I: taxonomía de los invasores en aceras del carril bici

La vida del ciclista urbano está llena de sinsabores y situaciones extrañas. Somos los primeros en respetar “de aquella manera” algunas señales de tráfico. Como jugamos con eso de ser peatones y vehículo a la vez, en alguna ocasión escaqueamos un semáforo colándonos en la acera y de golpe siendo peatones, y como la percepción encima de una bicicleta es distinta a la del peatón y segúramente distinta a la del conductor (no lo soy por tanto hablo de lo que me comentan conductores-ciclistas), hay algunas señales que en apariencia son “opcionales” o que no aparecen en nuestro campo visual. Cuesta además que según que semáforos peatoneales no nos lo saltemos, algunos circulan por vías peatonales como si fueran “vías de prioridad para bicicletas por encima de los peatones”, y otros el hecho de avisar con el timbre es algo opcional y van pegando sustos al personal allí por donde pasan. Algunos son capaces de querer circular por aceras estrechas y a cierta velocidad, independientemente de si hay o no peatones o de producir verdaderos quebraderos de cabeza a los conductores al no avisar de ni una sóla maniobra.

Eso no quiere decir que los ciclistas seamos una panda de crápulas, en general somos buenos “conductores”, sabemos que los riesgos que asumimos los pagamos principalmente nosotros (incluso en una colisión con un peatón el ciclista tiene más puntos de salir peor parado), y acostumbramos a respetar las normas de tráfico más significativas, en especial cuando vamos por la calzada. Cierto hay algunos membrillos que se suben en una bici: cuando veo un ciclista que va con el MP3 en los dos oídos, sin casco, y circulando alegremente por una acera estrecha y concurrida o peor… saltándose un semáforo sea como peatón o como vehículo me hago cruces.

Pero más allá de las desventuras del ciclista urbano hay algo en donde somos realmente víctimas. Y es en los carriles bici en las aceras. Es un gran drama intentar ir en un carril bici que no esté segregado de la acera, por muy ancha que sea esta. Los peatones lo invaden cosa que da gusto, pero no para cruzarlo (cosa que tienen todo derecho) sinó para reseguirlo o peor aún, para pararse en él a hacer una charleta con un vecino. Circular 100 metros seguidos de carril bici en una acera (descontando los semáforos que tengas que cruzar) es algo imposible si no es a horas intempestivas o en calles casi desiertas. El timbre aquí es imprescindible.. aunque la mayoría no oye el “ring-ring” o lo consiera relevante hasta que no nota el olor de goma de tu rueda delantera. Ante ese ring-ring hay 4 reacciones tipo:

Peatones que obstaculizan un carril bici y que andan en el mismo sentido que las bicis

Despistado estandard: Lo peor no es eso.. es que se giran con cara de despistados mirándote raro y haciendo el siguiente proceso mental:

  • ¿Un timbre? ¿que hay feria? Me doy la vuelta a ver que es ese chirrido nuevo.

  • Mira un tío raro que va en bici por la ciudad.

  • Ala… me mira como esperando una reacción.. ¿querrá unas monedas el hippye este?

  • ¿Porqué me señala el suelo? ¿se me ha caído la cartera? Miraré abajo a ver que quiere este hipppye…

  • Hay va.. que rallitas más chulas han pintado aquí, así no me salgo del camino más recto…

  • ¿Qué dice el hippye este? ¿que esto es un carril que…?

  • Ostia es verdad… le miraré un poco más con cara de no entenderle y luego me aparto sutilmente (a mí de mi camino no me aparta nadie)

Cuatro siglos después esa persona se aparta normalmente con cara de estar muy despistada.

El obstinado: Casi es mejor cuando te encuentras a un obtuso que no se aparta, al menos sabes que no va a apartarse de esa línea recta imaginaria que su mente romana le hace trazar. Sabe que tú no pesas mucho más que él y que el impacto, si lo hubiera es peor para tí que para él y además, que coño… él estaba en ese pedazo de acera antes que tú y por mucho dibujito de una bicicleta en pintura blanca que haya, és una acera leche… si tú eres un pijeras que quiere ir con bici por los sitios, cómprate un campo y circula por ahí. Estos los puedes esquivar (si hay sitio).

El asustadizo: La peor reacción, un señor o una señora circulan por el carril bici, normalmente con un periódico o una barra de pan bajo el brazo, o con una compra recién realizada, con cara somnolienta y normalmente en grupo, en un despliegue que va desde una punta de la acera hasta 7 manzanas más allá. Oye el “ring-ring” obviamente a muy corta distancia porqué aunque les grites con un megáfono sólo van a reaccionar a la distancia estandard de 0,72 metros (hay un gen detrás de todo eso, estoy seguro) y entonces se giran en 5 nanosegundos, dan un brinco y comienzan a trazar trayectorias aleatorias, algunas de ellas para apartarse pero otras para meterse aún más enmedio o diréctamente a la trayectoria que habías corregido para esquivarle. Como además van en grupo, todos los posibles espacios han quedado tapados y son los que producen accidentes o frenazos. Supongo que responden a un mecanismo de respuesta automática genética, que intenta confundir a los depredadores (salta un león detrás de un grupo de homínidos y delante suyo sólo ve un montón de prehumanos haciendo trayectorias aleatorias que cruzan delante de su línea de visión durante un instante y no puede identificar un único individuo al que perseguir), pero que para la circulación viaria es todo un reto a Darwin (¿cómo, a pesar de más de un siglo de transporte rodado aún sobreviven personas con estos genes que les llevaría a ser atropellados?) más que una ventaja genética.

El autista o duro de oido: Y hay quien en definitiva no te oye, no te ve, no te nota y por tanto no reacciona. Como no sabes si es un asustadizo, un obtuso o un despistado estandard, tienes tendencia igualmente a frenar en lugar de esquivarlo, al no ver que haya reacción (hay casos en donde hasta una ilera de 150 ciclistas han pasado a su lado sin que notaran nada), sigues adelante.

Aún así puedo llegar a entender que el ser humano (ciclistas incluídos) somos un poco raros cuando nos pillan por sorpresa por la retaguardia, por eso todas las batallas intentan buscar la retaguardia enemiga…. Un soldado veterano, con más mili que el caballo de Atila, que maneja una pica de 6 metros con una eficacia brutal acompañado de cientos de señores con esas mismas armas y características, son indestructibles por el frente, pero si un grupo de boy scouts tísicos les disparan tartas de chocolate desde atrás huyen en desbandada. Eso es así, nos va en la naturaleza humana, sorpresas por nuestra retaguardia nos vuelven medio idiotas.

Lo que no entiendo son algunas reacciones que rayan el absurdo cuando un peatón te encuentra subido en una bici dirigiéndote a él DE FRENTE. Aquí también se puede elaborar una taxonomía.

Peatones que obstaculizan un carril bici y que andan en sentido contrario que las bicis

Despistado estandard: Al igual que el que es pillado por la retaguardia, el peatón medio actúa como un señor que encuentra un alienígena cepillándose los dientes en su cuarto de baño. Con la ventaja que el tiempo de reacción es mayor. El proceso mental que sigue es el siguiente:

  • Ostras otra vez un hippye en bicicleta..

  • … no tengo suelto pero tengo un descuento del McDonald si pide algo

  • Mira que simpático me saluda con su timbre y me hace señales…

  • ¿Otra vez me señala al suelo? Pero tío que tengo la cartera en el bolso…

  • .. ah!!!, mira que lindo, otra vez el ayuntamiento ha puesto esas franjas blancas con dibujos de bicicletas por el suelo..

  • Otia, que me he vuelto a meter en el carril bici… calla, pongo cara de despistado y voy desviándome poco a poco.

Obstinado (el de antes): Este es aún más divertido cuando te lo encuentras de frente. Muchas veces son incluso gente de cierta edad. Te miran adustamente, sin cambiar el semblante y clavando los ojos en los tuyos. Si tuvieran un destrero a mano y una lanza no durarían en cargar directos hacia a tí cual caballero medieval. Como sólo tienen dos pies y mucho orgullo mantienen su pose y por supuesto su traza. El carril bici es una pijería y con ellos no va, ya te lo han dejado claro cuando los adelantas: vete al monte con tu cacharro.

El pseudo-obstinado: Aquí entran algunos despistados y obstinados con un nivel de aprecio por su pellejo algo mayor. Ellos te ven, dejan claro que se van a apartar, pero “cuando toque”. Tú no sabes que va a pasar, estás en tu carril, les estás haciendo señales y lo que te pasa por la cabeza es “¿porqué no te apartas si tienes sitio, me estás viendo y me dejas claro que sabes que estás en un carril bici y además me estás dejando ver con tu actitud que te vas a apartar?”. La verdad que lo entiendes, un tipo que pesa más o menos como tú, que va a unos tristes 10 o 15 kilómetros por hora, en un cacharro que apenas pesa 10 kilos y que en general si es una bici urbana, tiene un aspecto lastimosamente ridículo acojona poco. La peña se aparta de la calzada no sólo porqué es lo correcto, sinó porqué su instinto de supervivencia le indica que un cacharro de casi una tonelada que se desplaza a 50km/h es bastante peligroso. Hay algo intuitivo (si es grande y corre apártate de su camino), en cambio con las bicis no. Estoy seguro que si en vez de bicis montáramos rinocerontes en plena carga la gente se apartaría kilómetros antes de que llegues y los carriles bici serían más respetados que el culo del papa.

El asustadizo: Este es de los mejores, te ve, y a pesar de que no está ni rozando el carril bici, se aparta 8 o 9 metros, protege su prole poniéndola entre él y tú (maldito ciclista no te acerques a mis niños… pero me sirven de escudo humano si por un casual te desvías) y eso lo hace a kilómetros antes de que tú ni si quiera lo veas. Lo malo es cuando te lo encuentras de frente sin que te haya podido ver con un margen de centenares de metros, como por ejemplo cuando el carril bici bordea un obstáculo (el mamparo de una parada de bus, o cualquier objeto de esos divertidos que tachonan algunos carriles bici), el susto que se pega es mayúsculo y extrañamente buscan siempre la dirección de huída que coincide con tu rueda delantera. Si son un grupo casi parece que seas un guepardo que haya aterrizado en medio de un montón de gacelas (Thompson (S.A.) por supuesto, las de toda la vida de los reportajes de animales)… es un esturreo de gente, que encima te lanza improperios aunque te hayas bajado de la bici y la estés empujando “esa juventud que va como loca…”.

El autista: Este se puede dar por diversos motivos:

  • Disfunción cognitiva grave fruto de la ingesta de drogas o alcohol, normalmente su aparición es a primeras o últimas horas del día. O sea que van tan mamaos que apenas te ven o son conscientes de si van por la acera, en un carril bici o caminando por un puente tibetano como los que cruzaba Indiana Jones (que ya podrían enseñar a los tibetanos a hacer el arco romano y constrirlos de piedra como dios manda, oiga…). Bastante es que caminan en alguna dirección y no de forma aleatoria como partículas brownianas.

  • Apoyardamiento generalizado. Van cargados y miran al suelo, están deslumbrados por el sol, acaban de salir de un taxi que lleva la COPE a toda mecha y sus neuronas están temporalmente fulminadas, llevan las gafas más sucias que la sobaquera de Don Pimpón, está leyendo y caminando o está mirando el estracto del banco. Estos son un peligro público, casi tanto como el tipo del MP3 que va en bici. Anula su sentido de la vista (y a veces, incluso el del oído), por tanto, no esperes ninguna colaboración.

  • Víctimas del síndrome de “desembarco de Normandía”: Hay puntos peligrosos en un carril bici, uno de ellos son las incorporaciones de semáforos y las paradas de bus. Los primeros porqué el peatón no es consciente de que se mete en el carril bici y además normalmente se las encuentra de cara haciendo maniobras raras, y él además sigue mirando aún (a pesar de llevar un rato al otro lado de la acera) el tráfico rodado, además a cierta velocidad del peatón porqué cruza el semáforo todo lo rápido que puede (al ataquerl!!!). El problema no se daría si todo el mundo supiera que en un semáforo donde vea que hay 3 líneas punteadas donde una de ellas es más estrecha, el peatón ha de quedarse en la ancha y la bici en la estrecha porqué es la que continúa el carril bici para cruzar la calzada en el semáforo o en el paso de cebra. En el segundo caso, la parada de bus es peligrosa no sólo porqué si está plantada en mitad de un carril bici la has de rodear para no comerte el mamparo, sinó porqué la gente baja a toda leche del autobus sin referencias inmediatas, aturdidas… además con prisas (leñe que pierdo el metro, leñe que no llego al dentista, etc…). Por tanto te puedes encontrar de golpe con un reguero de 5-10 personas que se meten por el carril bici y se dirigen ellos derechos a tí a una velocidad más alta que incluso la tuya.

Otros invasores del carril bici en aceras

Pero hay otros invasores que no son peatones, que enumeraré sucintamente:

  • Un coche aparcado “haciendo una gestión urgente”. Todos hemos puesto alguna vez las luces de emergencia para aparcar en doble fila y hacer “una gestión urgente”. Cuando ocurre en la calzada es un verdadero incordio, y los carriles bus son lugares excepcionales donde esto pasa muy a menudo. De hecho podrían llamarse carriles bus, moto, oportunistas y donde aparcar en doble fila se arregla con unas lucecitas. Pero esto también ocurre en aceras. Tipos muy majetes suben su vehículo en la acera (primera infracción), lo estacionan (segunda infracción), y ponen las luces de emergencia para ir a comprar al centro comercial “un ratito” (unas horitas) o tomarse unas cañas en el bar de al lado. Hay casos que son casi para correr a gorrazos a quienes lo cometen. Tipos que hacen la compra en una gran superficie de nombre conocido cuyos clientes tienen el párking gratuito si realizan una compra superior a un lapicero o 5 imperdibles (siempre me preguntaré de que viven las mercerías con esos márgenes de beneficio por producto tan ridículos), pero que deciden para no tener que bajar y subir el párking, dejar el coche media hora invadiendo un carril bici y encima cuando les dices “oiga, que está invadiendo el carril” te responden “ya lo sé”. Nada, entiendo que si alguien tiene una persona enferma y no hay más remedio que si vas a buscarla dejes el coche en doble fila o invadiendo un carril bici, o que salgas corriendo a una farmacia a buscar un medicamento urgente cortes el tráfico si es necesario durante unos pocos minutos. Pero hacer un uso abusivo de esta función de las “luces de emergencia” para ahorrarte 10 minutos de maniobras en el parking (gratuito) de una gran superficie no tiene perdón, que sepáis que cada vez que hacéis eso, el área verde de Barcelona crece 30 centímetros en todas direcciones. También hay la versión “este trozo de carril bici es el párking de motos de barrio”.

  • Guiris (o cualquier grupo humano que se mueve en masa ). Y sí, los excluyo del conjunto de peatones intencionalmente. No porqué no pertenezcan al género humano, no lo pongo en duda, pertenecen a una clase de género humano muy despistada. Sinó porqué en su conjunto son un elemento perturbador de cualquier sistema de mobilidad que superan la capacidad del ser humano normal de generar disfunciones. En el metro son especialmente despistados a la hora de cancelar el billete, a pesar de que en su ciudad son capaces de coger un suburbano más sofisticado aún que el de Barcelona, con una complejidad de líneas mayor, a la hora de cancelar un billeta parece que hayan las neuonas titulares en casa y vengan con las de reserva. A la hora de caminar son un engorro, las manadas de guiris paran de golpe, o realizan una maniobra de “extendernos todos en todas direcciones tapando el paso del resto y reduciendo la velocidad de forma que un galápago con artrosis nos adelantaría”, o giros instantáneos de dirección (como si ellos no tuvieran inercia) que hacen que el pobre lugareño que intentaba pasarlos por un lado se los coma con patatas y tropiece. O el efecto “bola humana” que hace que de golpe no se pueda andar en una dirección porqué todos los guiris han decidido que tal tontería de un escaparate es interesante y bloquean el paso al resto de personas. Su efecto también se hace notar en los carriles bici. Son obstáculos aleatorios que tienen más probabilidades de aparecer cerca de zonas turísticas o comerciales. Tu vas tranquílamente por tu carril bici, casi no hay gente ni vehículos y de golpe, “pum!!!” salen docenas de guiris de una estación de metro, de un centro comercial, de una playa o de un museo que no sabías ni que existía y realizan el movimiento estandard de una masa de guiris, equivalente al movimiento aleatorio browniano en el cuál, como si fuera una marabunta arrastran a peatones despistados y como no a pobres ciclistas. Hay un señor de Sevilla que aún lo busca su familia y que sigue atrapado en una masa de turistas ingleses desde este Agosto.

  • Niños y perros. Casi el peor de los obstáculos en los carriles bicis. Seres que mezclan la irracionalidad del obstinado, con la volatilidad del asustadizo y el autismo del.. autista, claro. Hay que considerarlos, a ambos, seres irracionales con sentidos de superviviencia muy reducidos. Aunque fuésemos en rinocerontes como decía antes, aún tendríamos que vigilar los niños que irían corriendo a acariciar “el bonito animal” y a los perros que intentaría olisquearle el culo a nuestra montura. Si vas en bici aún es peor… los niños no te ven, se mueven aleatoriamente y a diferencia de otros elementos a velocidades pasmosas. Yo cuando veo niños me acojono más aún que los padres. Un niño no mira al cruzar, y no se plantea si hay una bici delante.. corren, son felices y tú eres algo que no existe en sus pequeños mundos. Al menos tienen un perdón: son niños y como los tenemos sobremimados y tienen poca experiencia no son conscientes de que han de velar por su propia seguridad. Por eso meten los dedos en los enchufes (yo no me libro de ese pecado de infancia), cometen tonterías pensando que no les va a pasar nada y velan poco por su seguridad personal. De hecho, si vemos un adulto con una rodilla pelada nos preguntamos que clase de horrible accidente ha podido sufrir, y si vemos un niño nos parece normal… Los perros esos sí que no tienen perdón. Son animales adultos, que deberían tener unos mínimos instintos de supervivencia. Pero no.. .los muy mendrugos se meten por todos lados, incluso debajo de tus ruedas, o dejan el rabo en mitad del paso de la gente. Ya sé que no son racionales, pero a pesar de ello, uno espera de un animal cuya especie ha sobrevivido más de 2 o 3 generaciones tenga algún instinto de autoprotección. Tal vez, los perros (que a pesar de sus características idiotas los adoro casi más que a las personas) no estén hechos para la vida moderna con objetos pesados y peligrosos que se mueven a alta velocidad.

  • Ciclistas membrillos. Pues sí, hay ciclistas que también podemos ser obstáculos en un carril bici. Desde el “enseño-mi-bici-a-los-colegas” que va por el carril bici a la misma velocidad que su/s novia/o/colegas/familia/grupo de autoayuda que hace que un tipo a 2-3km/h sea casi un obstáculo para los que circulan por encima de los 10 km/h de media. Pasando por el que piensa que un carril bici también sirve para dejar aparcada la bici un rato y llegando al “ciclista suicida”. Este último es un tipo que le dá igual los sentidos de los carriles bici. Muchos carriles bici tienen dos sentidos y están separados: en una acera va el sentido de bajada y en la de enfrente el de subida. Si vas con la bici en dirección que no toca te encontrarás que todos los ciclistas vienen de frente. Hay tipos que esto se la rempampinfla.. como si creyeran que van en un bulldozzer siguen impertérritos una dirección única y todo el mundo a esquivarles. Aún peor son los Indurain frustrados… aquellos que empiezan a ponerse a correr incluso en carriles bici saturados, llegan a circular más rápido incluso que el tráfico rodado de la calzada poniendo en peligro a peatones (ya que han de abandonar el carril bici a toda pastilla para adelantar ciclistas) y a ciclistas que van a velocidades razonables. Hay una cuestión, si puedes ir tan rápido como la circulación rodada… ve por la calzada. Si no quieres ir por debajo de los 20km/h entonces “actúa como un vehículo” hombre…

  • Objetos Invasores Variados Identificados. OIVI. Recopilan un montón de elementos que aparecen en los carriles bici de vez en cuando y es difícil encajarlos en un elemento de la taxonomía que no sea el socorrido “otros”. Los OIVI son variopintos, desde vehículos teledirigidos (hay quien tiene poco aprecio a sus regalos de reyes), a mesas de terrazas de bares (paso.. que me llevo una de pinchos!!!), pasando por elementos tan variopintos como containers de obra hasta, lamentablemente por la parte que nos toca a los que hacemos algo de vida política municipal, mobiliario urbano variopinto. Los OIVI al menos dan tema de conversación y sirven para alegrarnos con anécdotas nuestra vida, pero no dejan de ser un engorro o incluso un peligro como el resto de obstáculos.

En definitiva que es casi mejor conseguir segregar los carriles bici de calzada y acera.. pero ya explicaré que eso no está exento de peligros.

5 comentaris a “Ciclismo urbano I: taxonomía de los invasores en aceras del carril bici

  1. Eres una canta total. Increïble la capacitat de descripció i en clau de catxondeo però la realitat supera a la ficció. Jo sí sóc ciclista habitual a la Ciutat de València i en moltes ocsions prefereix anar per la calzada que pel carril bici (escàs i poc acondicionat a la nostra ciutat) i una de les raons principals és la seguretat. Anar pel carril bici després de les 9h i abans de les 21h és molt però que molt estressant i perillós.
    Ja ens contaràs com t’has inspirat per a fer un escrit així. El pase als de valenciaenbici puix potser interessant fer un link

    Gràcies pels teus escrits

    Jose Ignacio

  2. Gràcies JIP, és un elogi ja que en aquest post hi vaig possar molta imaginació. Ens llegim… ja he vist algunes fotos dels “carrils-bici” de València… ho teniu fotut per poder anar-hi per allà i mira que València és una ciutat que es podria anar molt bé en bicicleta.

  3. Pingback: Ciclismo urbano II: guerra contra los carriles bici

  4. Bueno, se te olvida mencionar que antes de que los “invasores” “invadieran” el carril-bici, resulta que el carril-bici ha invadido (esta vez de verdad) su acera.

    Asi que, esencialmeante, lo que ocurre es que en el mismo sitio por donde ayer un abuelte estaba paseando tan tranaquilo por su espacio, hoy, por obra y gracia de las políticas carrilbicistas guais, resulta que ese espacio ha sido pintado, y ya no es su espacio sino un carril-bici, y él lo está “invadiendo”.

    Francamente, los rolletes sobre “invasores del carril-bici” me parecen de una caradura insoportable por parte de los carril-ciclistas.

    Bájate a la calzada, colega: dejaras de tener una “vida llena de sinsabores y situaciones extrañas”.

    Salud.

    Txarli
    Si el carril-bici es la respuesta
    has hecho mal la pregunta.

  5. Txarli:

    Es verdad, el problema radica en que unos vehículos muy bonitos llamados coches han invadido el carril-burro (que es por donde aún deberían circular algunos)… Y la mayoría de carriles bici en Barcelona están segregados en el vial de los vehículos. Pero vamos, podemos asumir que por la Meridiana, donde está uno de los carriles más hiperutilizados, tú puedes circular por el vial principal en bicicleta, adelante tú juegate el pescuezo allí, yo prefiero utilizar el carril segregado. Porqué si quiero a ir a 20km/h y a provechar la bajada dela Meridiana para conectarme con media Barcelona lo haré en el carril, no buscando alternativas en calles paralelas que tendré que ir girando de izquierdas a derechas y viceversa. Oiga que las vías rápidas de Barcelona no es el paseo marítimo de un pueblo de 20.000 habitantes, sinó una VÍA RÁPIDA tanto para ciudadanos que van en coche como para los que van en bicicleta, y no es compatible si no es con carril bici segregado.

    Las ciudades avanzadas tienen carriles bicis y bicis. Resulta que es bueno para que algunos pijeras vayan en su vehículo con su cara realmente dura, porqué si todos tuviéramos la cara-dura de utilizar nuestro vehículo privado para hacer desplazamientos innecesarios o que tienen mejores alternativas pues iba a conducir coches por la ciudad, rita.

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