9N-2014, desobediencia civil de baja intensidad

Algunos creían que el Govern de la Generalitat se tiraría atrás ante el primer escollo a la consulta. Otros creían que Artur Mas iba de farol. Otros que el resto de partidos proconsulta le iban a dejar solo. Otros que los catalanes nos íbamos a rajar y no apostar por intentar llegar a una consulta el 9 de noviembre.

No sé si el día 15 de octubre o 10 días después al final la Generalitat tendrá que tirar atrás los mecanismos que nos permitirían una consulta el 9 de noviembre o no. Todo dependerá de las medidas coercitivas (no necesariamente violentas) que despliegue el estado español.

Lo que sí sé es que estrategia están siguiendo. La desobediencia civil de baja intensidad. El TC prohíbe la campaña institucional para promover la participación en la consulta y los que llevan la campaña sustituyen los anuncios por esto, 100 veces más genial, demoledor y con mayor capacidad de comunicación. Una campaña informando de que no nos dejan hacer campaña.

Algo que no puede prohibir el TC (¿o cómo prohíbes un anuncio donde lo que hace la Generalitat es informar de que no puede informar debido a una sentencia del TC?). Los gestos de desobediencia civil y política de baja intensidad son varios.

La elección de la junta electoral de la consulta, la reabertura de los registros de votantes, y así hasta que el estado español ponga medidas cohercitivas para ejecutar las órdenes del TC y se retrate… o lleguemos a votar.

No nos engañemos, esto no termina el 9 de noviembre, esto es un episodio más de una guerra de desgaste que se lidia entre otros lugares en la opinión publicada internacionalmente. Opinión publicada que mayoritariamente está diciendo a quien ejerce el bloqueo institucional (el PP y el PSOE) que permita un acuerdo para que los catalanes votemos. Algo que hasta los más exacerbados de ERC estarían dispuestos: acordar una consulta con el gobierno del estado español y el Congreso.

Mientras, seguimos con la desobediencia civil de baja intensidad. Nos está dando bastantes réditos al bando proconsulta soberanista. Y hasta así, como de despiste, aún terminaremos votando el 9 de noviembre.

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