El auge del soberanismo perjudica a CiU


Se está escribiendo mucho sobre la difícil tesitura que tiene el PSC, hay un artículo excelente sobre ello, ante el auge del soberanismo. Pero de lo que menos se escribe es que quien más dificultades va a pasar durante los próximos años son los problemas de situación y posicionamiento que va a tener CiU.

A corto plazo parece que todo le va de cara, el PSC desaparecido, ERC no capitaliza este auge del soberanismo y Artur Mas se alza como el portavoz de este sentimiento y seguramente recosechará un buen resultado electoral si adelantara elecciones. Ahora bien, esto es a corto plazo.

CiU no le gusta la opción soberanista. Por mucho que dirigentes y militantes lo griten a cuatro vientos, CiU como proyecto político no incluye la búsqueda de la independencia de Catalunya. Responde en una parte importante a los intereses de una clase social alta , que realmente NO está por la labor. Queda claro que la alternativa que le queda a Mas, es la que está haciendo, ofrecer una versión nueva del famoso “peix al cove” que con tanto empeño se enfrascó Jordi Pujol.

Y esto es algo que no será aceptado. El clamor por el soberanismo nace de algo más que una competencia de menos o una inversión de más. Es una cuestión que nace de la dificultad e inviabilidad de un proyecto federalista para España, y la imposibibilidad de que consensos sociales tan importantes como la normalización lingüística tengan encaje en la legislación española y esta vaya a modificarse un ápice para permitir ese encaje. Nace del fracaso de los que somos federalistas al no poder convencer a nuestros correligionarios de fuera del principado. Nace del agotamiento de una falsa tercera vía que ha adoptado el nacionalismo catalán clasicamente o una vía más audaz que hemos intentado los federalistas.

Es una cuestión que no solo se plasma en la infrafinanciación del estado del bienestar catalán, sino que alcanza cuestiones más profundas. Algo que no se resolverá con una reedición del “peix al cove”.

CiU tiene un problema, su base electoral y social cada vez es más soberanista y será poco tolerante a gestos estériles o a trucos para resolver ese problema social. Por otro lado, los intereses socioeconómicos a los que responde CiU, esos famosos intereses de clase a los que todo partido de centroderecha es sensible, no están por la labor. De hecho, temen la idea, y de hecho en los barrios altos de Barcelona siempre ha habido menos soberanistas que en Nou Barris, a pesar de que su voto ha sido casi sistemáticamente a un centroderecha nominalmente nacionalista.

Por tanto, auguro que la primera víctima de este soberanismo será mi partido, el PSC, que recibirá un duro castigo electoral (simplemente no mejorar sensiblemente en diputados ya es un buen castigo, y podría ser peor), pero quien realmente puede sufrir daños como organización política a medio y largo plazo va a ser CiU.

¿Qué escenario político puede quedar después de todo esto? No me atrevo a definirlo, todo dependerá de si el PSC sigue profundizando su divorcio con su ala catalanista, y dependerá que capacidad de aglutinar a la gente que es más o menos de centro o centroderecha y es soberanista tengan partidos como ERC o SI. Todo dependerá de como CiU encaje esta enorme contradicción (entre su base electoral y entre los intereses de clase económica a los que responde) y todo dependerá de si al PSC por puro abandono del ala catalanista no le aparece una competencia seria en el centroizquierda.

Pero está claro, que la política catalana los próximos años va a ser interesante.

3 comentaris a “El auge del soberanismo perjudica a CiU

  1. Leí las memorias de Xabier Arzallus “Así fue” y en el fragmento del plan Ibarreche contaba algo así como que no entendía la sorpresa por la supuesta “deriva soberanista” del PNV, ya que el PNV siempre había defendido la soberanía y el derecho a decidir de los vascos. Esa es la cuestión: votar al PNV es votar “soberanista” pero todo el mundo sabe que los independentistas son los otros, los de Bildu, Amaiur o como se llamen ahora. Es algo que se sabe tácitamente. ¿Mayoría absoluta del PNV? No habrá independencia. ¿Mayoría absoluta de la “izquierda abertzale”? Tiembla. ¿Situaciones de pactos? No pasa nada, las diferencias de ritmos y estrategias bloquean cualquier proceso ambicioso.

    En Cataluña puede pasar algo parecido. Que Mas gobierne quince años más con la cantinela de “que sàpiga Sepharad” que tenemos derecho a decidir, pero sin traducirla en hechos reales – y sin ser castigado por una base férrea de 50 escaños que en el fondo no quieren una ruptura de raíz con España y quieren que el Barça siga levantando Copas del Rey y Ligas y ganando clásicos Barça-Madrid.

    Mas sí podría perder un 10-15% de voto más realmente soberanista a medio plazo (no a corto, por supuesto), pero no creo que la cosa vaya mucho más allá. Y resulta que Mas ese 10-15% de voto independentista más puro sí se puede permitir perderlo; pero no puede permitirse perder nunca esos 45-50 escaños sociológicos de ser primera fuerza, pal de paller, senyera con banderita europea al lado, palabras solemnes, simbolismo, y pocos, muy pocos cambios de verdad.

  2. El problema es en esta espiral quien va a alzar la voz explicando que los números no salen…y que económicamente las cosas le pueden ir muy mal a Catalunya por esa vía.
    El porqué triunfa un argumento sin base demostrable numérica en la política catalana es algo que me tiene alucinada y está lejos de parecerme interesante.

  3. No veo por qué, con tantos estados pequeños en Europa, el catalán no sería viable. Es más, varios estudios económicos han apuntado hacia esa viabilidad. La Vie en Cheddar, ¿tendrías la amabilidad de compartir tus números con nosotros?

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