Infografías del empobrecimiento II: Cada vez podemos afrontar peor los pagos imprevistos

La crisis tiene muchas caras. Hasta ahora los focos han ido a los elementos más visibles, deshaucios, Expedientes de Regulación de Empleo, despidos, la pérdida de la actividad económica, la caída de ventas, los recortes sociales y el crecimiento de riesgo de pobreza.

Pero la crisis tiene elementos más cotidianos que no son tan visibles. No todas las personas sufren desahucios pero sí que durante estos años se extendió la crisis en aspectos más cotidianos. Se tiene miedo a perder el empleo, se tarda en pagar las facturas, las deudas se acumulan mucho antes de hacer un impago de la hipoteca o de incluso ser despedido.

El INE publica cada año la Encuesta de Encuesta de Condiciones de Vida y otros indicadores quereúne en un conjunto de estudios sobre la calidad de vida de los ciudadanos de España. De esta serie se puede extraer una serie de micro-aspectos que expresados de forma gráfica permiten hacerse una pequeña foto de cómo la crisis ha tenido efectos cotidianos muy perniciosos.

El segundo artículo de esta serie analiza como ha evolucionado el número de personas que declaran no poder afrontar pagos imprevistos. La infografía es la siguiente:

crisis-imprevistos

Volvemos a ver el eje noreste – sudoeste como un elemento proxy que fotografía quien lo está pasando peor y quien ha empeorado más. Curiosamente las comunidades mediterráneas que tienen déficit fiscal son las que más empeoran (excepto Extremadura) respecto a las comunidades mayoritariamente centrales y atlánticas que son receptoras netas que empeoran menos.

Se vuelve a dar el efecto del 2011 donde hay una pequeña apariencia de mejora de la economía que se refleja en respuestas algo más optimistas que en el 2010 o el 2012, fruto de la expectativa de cambio político y por tanto de mejora de la economía, expectativa que no se cumple y muestra el pesimismo y el miedo en los años posteriores.

Tiene cierto sentido que las CCAA que peor lo pasan sean las que empeoren más por la asimetría de los procesos de empobrecimiento, lo que no tiene cierto sentido es que bajo modelos de reparto fiscal más razonables (al estilo alemán), o incluso comparando el déficit fiscal actual puro y duro, comunidades que estarían infra-financiadas (las mediterráneas) sigan sin corregir ese déficit a pesar de que la crisis ha colocado a sus ciudadanos en situación de más empobrecimiento que otras que estarían bajo ese modelo sobre-financiadas.

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