Manual para indepes que quieren convencer “indecisos” 5: Elementos con los que trabajar políticamente CON los “indecisos”, primera parte

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En este capítulo trataré de exponer que aunque a las personas que ni se definen como independentistas, ni tampoco como “unionistas” es difícil “convencerles” de hacerse independentistas (al menos en el corto plazo) se puede trabajar políticamente desde el independentismo.

Como dije en el capítulo 1, estos consejos van destinados a los federalistas no reactivos, sino aquellos que lo son o lo eran por convicción, el típico votante de ICV o del PSC que ahora podría votar Podemos u opciones de cambio alternativas al proceso catalán. A diferencia del federalista reactivo que lo es para que no lo relacionen con los “fachas” (PP y Ciutadans), pero que en el fondo es anti-independentista.

Lo que diferencia un independentista de nuevo cuño de un federalista desencantado

Uno de los elementos que más sorpresa nos causó en las sesiones entre activistas independentistas y federalistas era que los independentistas de nuevo cuño, ex-federalistas que entre el 2010 y el 2013 habían abandonado la opción federalista y habían pasado a defender la opción independentista y un federalista que había visto como su opción le decepcionaba una y otra vez, pero que no había abrazado el independentismo era alguna experiencia vivencial. O bien, había vivido una experiencia vivencial negativa con el mundo independentista que le había llevado a rechazar el independentismo, o no había vivido una experiencia vivencial positiva que le hiciera sentir que eso le movería a participar del movimiento independentista.

El proceso que ha llevado a que algunos federalistas decidan apoyar el independentismo es una experiencia o una acumulación de experiencias que causan ruptura/desencuentro con un proyecto de cambio federal en España. Después de esa experiencia se entra en una fase de duelo en el que se puede volver a ser seducidos por una opción de cambio en España si es realizada por otros actores o de una forma distinta (de ahí que los proyectos de cambio asociados a Podemos sean una competencia clara con el independentismo), para salir de ese duelo se ha requerido una experiencia positiva con el mundo independentista (participar en una vía catalana y sentirse cómodo, tener un entorno independentista que te ha sabido hacer de prescriptor).

Como ese elemento es irracional y personal es prácticamente imposible poder diseñar un “argumentario” o una estrategia para hacer que ocurran estas experiencias positivas. Tenemos que limitarnos a trabajar políticamente CON los federalistas no reactivos y buscar desactivar y desmovilizar los federalistas reactivos, que no es poco.

Trabajando políticamente CON los federalistas (y remarco el CON) no garantizamos esa experiencia, simplemente generamos oportunidades y escenarios en los que se pueda dar, además de enriquecer el discurso independentista en frames comunicativos que son mayoritarios en la sociedad catalana.

Si aún no somos la mayoría social para conseguir la independencia, sería absurdo renunciar a trabajar codo con codo con los que más se parecen a los independentistas y nos pueden dar esa mayoría social.

Normalizar el independentismo junto a figuras y espacios no independentistas

Uno de los problemas de las caras públicas del independentismo es que son marcianas para los que no son independentistas. Les son ajenas.

Una imagen como esta está totalmente alejada de la cosmovisión de los que no son independentistas por muy soberanistas que sean.

acord-AMI-ANC-Omnium

Para poder trabajar políticamente con los federalistas no anti-independentistas lo primero que necesitamos es normalizar las caras públicas del independentismo.

Y normalizarlas significa que esas caras públicas aparezcan en los entornos que no se consideran el patio privado del independentismo. Para mí esta foto tiene una carga simbólica enorme y representa lo que quiero decir:

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Es una foto de la manifestación del 1 de mayo y en ella 4 dirigentes independentistas significados aparecen con una de las principales caras del federalismo de izquierdas catalán rodeados de banderas, en este caso de UGT y de CCOO y alguna bandera republicana.

Aunque no confíen en Joan Coscubiela, en UGT o en CCOO, esta imagen se decodifica por un federalista no anti-independentista o un independentista coyuntural (aquellos que se declaran independentistas pero que pueden votar opciones no independentistas según que elecciones ya que el frame “independencia” no le es tan prioritario) como una normalización de los líderes independentistas, haciéndolos menos ajenos. Desmarcianalizándolos, mostrando que los independentistas son tridimensionales y que tienen más sensibilidades se muestra que no son una panda de sectarios lobotomizados incapaces de hablar de otra cosa que no sea independencia.

Además, en este caso, la foto refuerza un frame cercano al de cambio, que es el de la protesta contra “el poder”, algo que en el próximo artículo trataré casi monográficamente.

Cuanto más espacio dediquemos a que los líderes independentistas y las entidades independentistas participen de los espacios e intereses políticos de los federalistas no anti-indepes, mejor.

Dar voz y escuchar a los “indecisos” más que darles argumentos

Los federalistas no anti-indepes están cansados de nuestros argumentos. Perciben que en Catalunya hay una hegemonía cultural favorable a la independencia y se sienten minorizados. No se trata de una cuestión 100% racional, sino de percepción.

Todos tenemos sesgos cognitivos y aunque la Sexta, Telecinco, A3, TVE, etc… el discurso independentista es marginado y lo que impera son discursos o de “cambio a través de Podemos” o defensa de los partidos españoles del statuquo, la percepción que tienen este colectivo es que nosotros somos apabullantes.

En parte es cierto y no es nuestra culpa, que el federalismo mediático y político esté ridículamente articulado hace que su oferta política y pública se resienta. Pero no se trata de tener o no tener razón sino saber cuales son las percepciones y trabajar con ellas o sobre ellas.

Lo más efectivo si queremos que los “indecisos” trabajen políticamente con los independentistas es darles voz. Hacer que hablen. Darles protagonismo. En el ámbito personal se trata de hacer que ellos nos den su opinión y escucharla, hacer preguntas no confrontativas, empatizar y dejar que se explayen.

Con esto conseguimos dos cosas, que reconozcan sus propias contradicciones y se enfrenten a ellas por su propia vía. Hemos intentado decirles que su hoja de ruta no es viable y es un bluf y no hemos dejado que ellos mismos analicen si es así o no. Hemos logrado bunquerizarlos y que pasen de nosotros.

Pero lo más importante no es que caigan en contradicciones internas porqué nosotros también las tenemos, sino que sientan que hablar de política con nosotros ya no es una confrontación entre proyectos enfrentados o argumentos desde la superioridad moral o de convencimiento. No es asistir a una sesión con un Testigo de Jehová que viene a explicarle la buena nueva independentista, sino una relación de iguales y entre adultos, donde dos personas pueden llegar a conclusiones distintas desde análisis parecidos.

Además descubriremos que compartimos mucho más los independentistas y federalistas que lo que comparten federalistas y los unionistas anti-indepes. Podremos hablar que hay cosas que ambos queremos cambiar porqué somos anti-statuquo, podremos hablar que hay (o había) un señor Wert que es un enemigo político común.

A nivel no tan personal se trata de hacer actividades y actos políticos con ellos. Evitar esa confrontación que desgasta a los que defienden hojas de ruta de transformación que no tendrían porqué ser opuestas y entender que independentistas y federalistas seguramente queremos arreglar problemas institucionales profundos que hay en Catalunya y en España, y que lo único que nos diferencia es la forma de afrontarlos, pero no los objetivos finales.

Si conseguimos que los federalistas nos perciban como aliados y no como rivales confrontados habremos avanzado mucho ya que los unionistas anti-independentistas y en especial sus líderes políticos y mediáticos se han alineado con la defensa acérrima del statu-quo.

Este conjunto de artículos recopilan la experiencia de campo conseguida en 25 sesiones de coaching realizadas por el autor desde SÚMATE entre activistas independentistas y personas que se autodefinen como “federalistas” o votantes del “sí-no” el 9N. El colectivo total de personas que antes eran federalistas y ahora son independentistas y de actuales federalistas alcanza a más de 150 (de un total de 300 asistentes), y de sus conversaciones surge gran parte de este manual.

En el conjunto de sesiones se ha logrado extraer experiencias, historias de vida y entrevistas en profundidad y no solo de los “sí-no” sino de un buen número de activistas independentistas que hasta hace pocos años o meses eran “federalistas”.

El objetivo es plasmar esta experiencia de campo que ayude a otros activistas independentistas a trabajar políticamente con el colectivo de mal llamados “indecisos” de cara a conseguir ampliar la base social del independentismo.

Estas experiencias han sido también tamizadas y puestas en testeo con pequeños experimentos cualitativos en conversaciones en profundidad con otros “federalistas”. También integro las opiniones y aportaciones individuales que han hecho otros compañeros del equipo de estrategia y comunicación de SÚMATE.

Este manual tiene mucho de “SÚMATE” pero expresa sobretodo la visión y los análisis del autor y no necesariamente los de la entidad, aunque hubiera sido imposible realizar este manual sin la ayuda de SÚMATE y la experiencia y conocimiento colectivo de la entidad.

También expresar mi agradecimiento a los activistas independentistas, mayoritariamente de la ANC que participaron de los coachings y que me descubrieron también sus historias personales y supieron conectar con los actuales “indecisos” de una forma casi mágica. Gracias a ellos también he podido hacer este manual y descubrir que es lo que termina de conectar “indecisos” e indepes.

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