Zeitgeist antisindical XV, los sindicatos desvían los dineros de formación

4.2.7
El Mundo, en su campaña antisindical ha sacado un titular que no se sostiene ni con el propio contenido de la noticia: “UGT se financia con los fondos de formación“. Lo mismo podría decir de CCOO, de USO, de las patronales, pero también de los organismos locales y autonómicos que proporcionan formación ocupacional, o de las empresas que reciben dineros de los fondos de formación para realizar actividades formativas internas. UGT, como numerosas entidades y administraciones participa en la gestión de los fondos de formación para parados y personas empleadas. Igual que ocurre en numerosos otros países. Esa gestión se transforma en cursos, es una financiación finalista sometida al control del estado y mediante inspección de que esa actividad se realiza realmente.

Si un curso no se termina realizando, ese dinero no se cobra. El dinero de los cursos va para financiar lo que es necesario para que estos se realicen: material, carpeta, aulas, material fungible, profesores, etc..

El dinero se destina a formación, no a ninguna otra función.

En el caso de la noticia, el Instituto de Formación de la UGT, el IFES recibió 47M€ el 2012 para realizar cursos. Según la noticia, parece ser que eso haya ido a parar a prebendas, mariscadas, silicona y viajes de lujo. Pero vayamos a los datos. El IFES formó en el 2012 a más de 72.000 trabajadores, para realizar más de 6.000.000 de horas formativas.

El IFES elabora además un informe anual, el último del 2011, que es detallado de que recursos se han utilizado, tamaño de la plantilla, etc.. que detalla en que se gasta el dinero, y se puede juzgar realmente si “se gasta en mariscadas” o sirve para fines que no sean los que son propios a la actividad formativa.

Una vez aclarado, podemos cuestionar si los sindicatos han de hacer formación o no.

La clave vendría a ser, si los cursos son más caros que los que se podrían realizar en el mercado privado (y por tanto hay una ineficiencia) o bien son menos eficientes para incrementar la ocupabilidad que los que hay en el mercado o un tercer agente público podría realizar.

En el segundo de los casos es difícil contestar, yo propongo que se comparen estos cursos, con los que se ofrecen en el mercado privado. La gran diferencia es la mayor existencia de cursos muy especializados para profesiones muy concretas entre la oferta de cursos sindical. Debido a que este tipo de cursos, con un target muy concreto y que son difíciles de organizar son poco rentables para el mercado privado de formación. En una gran parte están ofreciendo algo que el mercado no es capaz de ofertar eficazmente.

En la comparación del coste y si este gasto es eficiente podemos hacer comparaciones más orientativas. En la oferta privada que antes he proporcionado se incluyen muchas acciones formativas que están parcial o totalmente subvencionadas, por tanto sus costes finales no están mostrando el coste real (el que paga el alumno y el que recibe la entidad, institución o empresa que los organiza por parte de la administración), por eso nos tenemos que centrar en algunos cursos concretos.

El coste por hora medio de los cursos del IFES es de unos 7€ por hora formativa, o unos 650€ por alumno para un curso de unas 85 horas de media. ¿Es mucho? ¿es poco?. Comparémoslo con la oferta formativa privada, escogeré una acción formativa en la que puedo valorar por mi experiencia su coste. Un curso de formación en diseño de páginas webs algo digno dura unas 250 horas, en el sector privado se puede hacer por unos 1.500-2.000€ (sin bonificaciones públicas), en la oferta formativa del IFES, y suponiendo (que es mucho suponer, porqué este curso no es como los más técnicos donde requiere materiales específicos que son caros, como los de conducción de materias peligrosas o los de tratamiento de imagen) que el curso del IFES que en este caso es de unas 210 horas, al coste de 7€ saldría por unos 1.570€, 1.750€ si fuera de 250horas. Realmente el coste es menor ya que las 7€ por hora formativa incluye cursos que son muy caros (conducción de mercancías peligrosas y explosivos, por ejemplo) que elevan el coste por hora medio.

Es decir, estamos hablando de un coste parecido, o inferior. Los sindicatos no son menos eficientes que las empresas para hacer cursos genéricos, y realizan cursos que no están contemplados en el mercado (o la ofertan entidades públicas o subvencionadas). Además estas acciones formativas más concretas de sectores profesionales muy determinados que realizan los sindicatos facilitan a los trabajadores de Pymes poder beneficiarse de estas acciones formativas. Las empresas medianas o grandes pueden realizar procesos formativos bonificados ya que una empresa grande de transporte por carretera puede reunir 40 conductores y formarles en el transporte de explosivos si lo necesita, recibiendo la subvención de la misma caja de la que la reciben los institutos de formación de los sindicatos. Mientras tanto, una Pyme que tenga sólo 3 transportistas no puede realizar esas actividades formativas por sí misma (nunca reúne los alumnos mínimos para ello) y por tanto requiere que terceros puedan realizar estas acciones formativas.

La calidad de los cursos es difícil de valorar sin una experiencia de los propios alumnos que puedan comparar. Según los informes que se realizan de encuestas a los propios alumnos resulta que la satisfacción supera el 8 en todos los elementos que se valoran.

Es cierto que hay otro tipo de formación como los MOOCs que tienen una ratio de coste por hora de docencia o alumno mucho menor, pero la tipología de cursos que se está dando es distinta a la formación ocupacional, y además es una figura formativa que comienza a extenderse en España (Miriadax tiene apenas dos años de historia), y tampoco son “gratuitos” y requiere financiación pública (las universidades destinan recursos propios y algunos cursos tienen financiación pública) y privada (Miriadax tiene diversos partners). Seguramente una parte de la formación ocupacional pueda derivarse a MOOCs de la misma manera que se ha derivado a formación on-line convenvional, aunque en muchos casos, esa formación ocupacional tiene un carácter de acreditación profesional (y por tanto el reconocimiento del ministerio de trabajo o de la autoridad laboral autonómica de determinado título y acreditación profesional) puede dificultarlo.

Ahora que ya sabemos los números reales de la formación ocupacional realizada por el IFES, su informe anual, los números comparados con cursos parecidos del mercado privado y realmente a que se destinan los famosos 47,5 millones de €, podemos ver que realmente se han realizado miles de cursos, con decenas de miles de alumnos y con millones de horas lectivas realizadas, y no que se haya derivado a oscuras financiaciones raras para los sindicatos.

La pregunta idiota, ¿cuántos han encontrado trabajo gracias a un curso de estos?

Un curso ocupacional tiene el objetivo de mejorar la ocupabilidad del trabajador que los recibe. Si está ya en activo (más de la mitad de los trabajadores que han pasado por el IFES son trabajadores que ya tienen trabajo), mejorarán su productividad y conseguirán nuevas habilidades con lo cuál les hará más valioso para su empresa, si están desempleados les facilitará el cambio y la adaptación o mejorar en su propio sector y tener más probabilidades de encontrar trabajo.

Pero nadie encuentra trabajo por “hacer un curso de 200 horas de UGT”, o de una universidad, o del SEPE, o de la mejor academia. Simplemente incrementa la posibilidad de conseguirlo, pero su currículum no puede limitarse a un curso ocupacional.

Hay dudas serias sobre la efectividad de estas medidas para reducir el desempleo estructural o mejorar la ocupabilidad de algunos perfiles de trabajadores, aunque al parecer tiene más efecto para reducir el tiempo de estancia en el desempleo de los trabajadores en tiempo de crisis y lo están aplicando todos los países. Pero estas dudas son tanto para los trabajadores que van a los cursos del IFES como los que asisten a formaciones privadas o universitarias o del SEPE.

El mero hecho de planteársela como hace algún periodista es mostrar un completo desconocimiento. La verdadera pregunta es, ¿más allá de formar los desempleados y los trabajadores en activo en aquellas competencias que se creen que pueden mejorar su ocupabilidad hay algo más que podamos hacer en políticas activas de empleo?.

Pero ese es un debate que es menos goloso que el intentar practicar zeitgeist antisindical.

Más allá de este debate más serio sobre políticas activas de empleo, lo que esconde el titular de El Mundo es una burda estrategia, la número 15 de la que hablo ya en este blog, de desacreditar los sindicatos. Sobre financiación sindical deberíamos hablar, seguro, seguramente porqué nos sale a todos muy caro tener unos sindicatos tan baratos, y sobre los casos de malversación de fondos, de personajes que se hayan podido lucrar y se estén aprovechando de su posición en los sindicatos, también. No veréis en este blog justificar casos que son como mínimo cuestionables moralmente. Pero de ahí a generalizar y hacer disparo de sal gorda como hace El Mundo con este titulaz falaz, va un trecho.

Un comentari a “Zeitgeist antisindical XV, los sindicatos desvían los dineros de formación

  1. El problema respecto a los cursos de formación orientados a la inserción laboral es que su calidad suele ser muy baja, pero eso sucede tanto en los ofrecidos por los sindicatos como por otros agentes. Lo de la satisfacción tiene un problema: se realizan cuestionarios meramente subjetivo donde en general los alumnos, a poca empatía que tengan con el profesor, sobrevaloran el curso (y especialmente al docente). En mi opinión, los cursos deberían tener exámenes, evaluaciones y certificaciones, algunos de ellos independientes de la organización que lleve a cabo la formación.

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