La enorme dependencia de España de la frontera catalana para acceder a Europa

En el debate del procés existen algunos argumentos que se realizan desde España anunciando, como dice Margallo, que terminaremos vagando por el universo sideral si es que somos independientes.

Que seremos algo así como Osetia del sur ya que nadie nos reconocería y que viviríamos aislados.

Más allá que hay elementos de “farol” y agitpro en su argumentación (podríamos hablar de la inmediatez que sería pertenecer a la EFTA y la facilidad de que nos reconozca Suiza, Islandia, Noruega y Liechtenstein), es un argumento que no puede sostenerlo ningún ministro español.

La independencia es un proceso muy difícil pero en caso de producirse la primera en querer reconocer a Catalunya sería España ya que España, le guste o no, depende enormemente del acceso fronterizo catalán para el movimiento de ciudadanos y de mercancías.

El acceso norte catalán clave en el tráfico terrestre de vehículos y autocares

El tráfico de personas terrestre con el resto de Europa (excepto Portugal) se hace casi todo en transporte por carretera (no llega al millón de viajeros anuales en tren, cifra que se llega en pocos días por el transporte por carretera).

Podemos ver que la frontera norte catalana absorbe más de la mitad del transporte de vehículos ligeros diarios y casi dos tercios de los autocares diarios que cruzan la frontera.

Este es el volumen de vehículos ligeros diarios durante el 2008 en ambos sentidos, segregando las carreteras de la frontera norte catalana de la frontera norte española.

vehiculos-ligeros-pirineoAquí también podemos ver el volumen de autocares diarios en ambos sentidos de media durante el 2008

autocares-diarios-pirineo

Aunque el efecto de los autocares no es tan importante como parece (solo un 10% de las personas que cruzan por carretera la frontera lo hace en autocar), está claro que en el conjunto, vehículos ligeros y autocares, el tráfico de la frontera norte catalana canaliza algo más de la mitad de flujo de viajeros terrestres entre España y el resto de Europa (excepto Portugal).

Catalunya sigue siendo clave para el tráfico de mercancías terrestres

El tráfico de mercancías terrestres entre España y el resto de Europa se realiza casi en su totalidad por carretera (casi 108 millones de TM frente a 4 millones de TM del tráfico ferroviario), en este caso la Junquera es el paso preferencial de ese tráfico aunque el resto de accesos (en especial los de Euskadi) compensa el peso de este paso preferencial.

Por la frontera terrestre española pasaron el 2008 casi 108M de TM, los cuales más de 52 pasan por las carreteras catalanas. Algo menos de la mitad.

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Sólo para contextualizar ya que recopilar los datos de tráfico portuario no es el propósito de este post, el movimiento total de mercancías con el resto de Europa (excepto Portugal) por vía marítima durante el 2008 fue de 105,5 millones de TM, de las cuales más de un tercio fueron por los puertos de Barcelona y Tarragona.

Es decir, en las relaciones de tráfico de mercancías con Europa (excepto Portugal), Catalunya representa casi la mitad del tráfico de mercancías por tierra y un tercio de las mercancías marítimas.

España no tendría más remedio que facilitar el tráfico de mercancías y personas entre Catalunya y España o aniquilaría sus propias capacidades

España no tiene capacidad de doblar sus accesos no catalanes por carretera o hacer crecer un tercio su capacidad de mover mercancías marítimas en un tiempo razonable. Menos aún Francia va a modificar sus infrastructuras fronterizas para hacer viable ejes centrales pirenaicos, ampliaciones del túnel de Bielsa o canalizar más tráfico por la frontera atlántica por un supuesto bloqueo de España al reconocimiento tácito de Catalunya como para no cerrar sus fronteras.

En el caso hipotético que Catalunya sea independiente España no se puede permitir el lujo de no reconocerla aunque sea tácitamente o no facilitar que esté en el espacio económico europeo (sería un absurdo que la mitad de sus exportaciones e importaciones terrestres con el resto de Europa tengan que pagar aranceles) o incluso impedir la libre circulación de ciudadanos. Sería tremendamente absurdo que Europa pusiera a pedir pasaportes dos veces a la mitad de ciudadanos que se mueven de la Península al resto de Europa por tierra dos veces (una al entrar a Catalunya, otra al salir a Francia o a España) por un interés de boicot político a Catalunya.

España depende excesivamente de la frontera terrestre catalana como para permitirse tal lujo y por eso las amenazas de Margallo son risibles. Si llegara el caso de que Catalunya es independiente, si algo haría el ministro de exteriores español es facilitarnos un reconocimiento mínimo para evitar terminar, no Catalunya en el limbo, sino la mitad de la capacidad logística terrestre española con su frontera europea totalmente aniquilada.

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