El porqué no me gusta la reforma laboral

Resumen del post: La reforma laboral que ha presentado el gobierno del PP no me gusta porqué se aleja de hacia donde necesitamos acercar nuestras instituciones del mercado laboral. Profundiza en la dualidad del mercado laboral creando figuras de aún mayor precariedad, apuesta por un modelo de microempresa poco competitivo, permitiendo el dúmping laboral y fomentando la desregularización en la pequeña empresa bajo premisas más que cuestionables, desincentivando a la creación de empresas competitivas de tamaño medio y grande que es lo que más necesita nuestra economía. No lucha contra la dualidad buscando un modelo de mochila austríaca o de flexiseguridad, incrementa la conflictividad y la judicialización en las relaciones laborales quitando mecanismos de mediación paritaria y lo poco que tiene de positivo que es la aproximación de los salarios a la productividad y los mecanismos de descuelgue de convenios y flexibilidad interna en caso de dificultades empresariales, está mejor resuelto en el Acuerdo de Negociación Colectiva firmado por empresarios y sindicatos.

Hace poco planteé que tipo de instituciones e incentivos ha de tener el mercado laboral que creo más eficiente, justo y que logra equilibrar la protección al trabajador y la flexibilidad que necesita el mercado laboral. Describir ligeramente que es eso de la “flexiseguridad” y como nuestro mercado laboral se puede parecer más a modelos más justos y eficientes como el danés.

Una reforma laboral debería ir a objetivos muy claros:

– Simplificación contractual y simplificación de bonificaciones, ya que es bueno que las partes puedan saber con facilidad que opciones hay y que significa cada tipo de relación contractual, evitando que sea el paraíso de las gestorías.

– Un tipo de negociación colectiva que en el largo plazo haga parecerse los crecimientos salariales a la productividad y en el corto pueda compensar las fluctuaciones inflacionarias. Que existan mecanismos de “emergencia” para poder aplicar flexibilidad interna que permita salvar puestos de trabajo o evitar que una pérdida de ingresos se traduzca de forma necesaria en una destrucción de puestos de trabajo, esos mecanismos deberían ser garantistas sin llegar a ser judicializadores.

– Un modelo de costes de despido o que bien tienda a la flexiseguridad sueca (0 costes de despido pero hay un listado de despidos nulos más amplio, y una gran protección al desempleado) o bien a la “mochila austríaca”. Pero en ningún caso romper el status quo sin acercarlo a uno de los dos modelos. El objetivo ha de ser reducir la dualidad del mercado laboral no precarizarlo en su conjunto, para insiders y outsiders.

– Que generalice los mecanismos de resolución de conflictos a través de mediación o mecanismos paritarios que reduzca o bien la judicialización o bien la conflictividad dentro de las empresas.

Esta reforma laboral hace todo lo contrario, excepto en el ámbito de negociación colectiva, que son los que ya habían negociado patronal y sindicatos en la AENC 2012-2014, se dirige en dirección contraria. Cuando desde el gobierno se plantea que esta reforma laboral nos acerca a Europa más bien nos acerca a Andorra (el mercado laboral más feudal que existe en la Europa occidental) que a Alemania, Suecia, Holanda o Dinamarca.

– No reduce la dualidad del mercado laboral y precariza más el mercado laboral en su conjunto. Precarizarlo en su conjunto no es reducir la dualidad del mercado laboral. Seguirá siendo más cómodo contratar de forma temporal y precaria a un trabajador joven que hacerlo “supuestamente” indefinido. Con la actual distribución y bosque de contratos, el contrato temporal será la “navaja multiusos” que será utilizada para casi cualquier relación contractual y el “indefinido” de cualquier tipo el sueño de todo trabajador con el que el empresario que quiera arriesgar podrá premiar y comenzar a tener los beneficios del salario de eficiencia. Reducir a la práctica el despido de 45 a 33 teóricos y 20 a la práctica, no implicará que los contratos indefinidos aumenten, seguirá siendo más sugerente contratar temporales, ir empalmando e ir tirando. Si se quiere reducir la dualidad pasa por hacer realmente flexiseguridad a la danesa/sueca o mochila austríaca. Reducir los costes de despido a la práctica de 45 a 20 días por año trabajado sin avanzar en un modelo de flexiseguridad sueca o de mochila austríaca solo es reducir el poder negociador de los trabajadores sin mejorar el mercado laboral. Aquí no se gana en eficiencia del sistema sino en un mero reparto de fuerzas a favor del empleador sobre los trabajadores indefinidos.

– Dentro de la dualidad crea nuevas dualidades. Contratos como el de “emprendedor” bonificado para jóvenes menores de 30 años que además una parte del salario lo puede pagar con el desempleo y que estará en pruebas durante un año y además pudiendo quedarse la bonificación ya es la vuelta de tuerca dentro de la dualidad. Habrá trabajadores con indefinido, temporales y autónomos, y el contrato “te largas cuando yo lo diga y además te pagas tú parte del salario” para “jóvenes”. Esta es una de las “ratas” escondidas dentro de la reforma laboral cuyo único objetivo es sacar de las estadísticas a desempleados jóvenes pero que no creará puestos de trabajo reales, ya que un trabajo que solo funciona cuando te lo pagas con tu desempleo y bonificaciones fiscales no es un puesto viable. Por mucho que lo pinten de rosa.

– Facilita el modelo de empresa “botigueta”, tanto en la retórica (las citas a las PIMES como algo sacrosanto y a proteger) como en las medidas, cuando lo que necesita nuestro mercado de productos y laboral son más empresas de tamaño medio y grande. La retórica de que las PIMES son pobres empresas que merecen toda nuestra protección puede sonarnos muy bien, pero el problema del sistema de empresas españolas es que hay pocas empresas grandes y esto es importante porqué nuestras empresas menos competitivas son las pequeñas, solo en Grecia nos ganan en peso de la PIME sobre el empleo. Puede sonar muy mal que se intente generar incentivos para que dos o tres empresas familiares sean absorvidas por un consejo de administración que desee arriesgar y ponerse a los mandos de una empresa competitiva pero eso es lo que necesitamos. La productividad de nuestro país lo necesita. Que sacralicemos las PIMES es algo que no es lo que necesita el mercado laboral. Por otro lado aunar el esfuerzo hacia más y más bonificaciones para PIMES, introducir contratos como el de “emprendedor”, o que una PIME se pueda descolgar del convenio sin tutela sindical, no dejan de ser mecanismos de competencia desleal y de dúmping laboral de las microempresas hacia las empresas de tamaño mediano. ¿De verdad necesitamos que el modelo de empresa Bar Manolo tengan más bonificaciones? ¿la solución pasa por desproteger el mercado laboral para las empresas pequeñas y en cambio dejar solo el garantista para las empresas medianas y grandes? Con este panorama pocos empresarios tendrán incentivos para concentrar y arriesgar más capital en hacer una empresa grande. Y sí, esa mentalidad “botigueta” se propaga más allá de lo que creemos y termina afectando a decisiones económicas y laborales. Es extremadamente lesivo que por el mero hecho de que tu empleador sea de una empresa de tamaño pequeño pueda cambiarte las condiciones de tu contrato de forma arbitraria sin que puedas negarte y perdiendo todos los derechos y protecciones, con la mera excusa de un trámite fiscal de por medio y sin ningún tipo de tutela sindical. ¿De verdad ese es el modelo de relaciones laborales que buscamos? ¿Uno para PIMEs desregulado y a la carta y otro para empresas medianas y grandes?

– Judicializa o lleva a mayor conflictividad dentro de la empresa. Quitar herramientas de mediación y de arbitraje como la autorización de ERE administrativa, o los mecanismos de descuelgue de convenios negociado entre patronal y sindicatos no hace más que judicializar o crear conflictos dentro de la empresa. La mediación laboral, la presencia sindical en los conflictos laborales, etc.. permite ahorrar horas de abogados (que no salen gratis) y reducir los “daños” colaterales de cualquier conflicto laboral. Cuando a los trabajadores de una PIME no se les permite tener mediación sindical en un descuelgue de convenio o en un ERE carecen del trámite administrativo, lo que harán ya que se les supone que son agentes económicos que funcionan bajo incentivos, es judicializar el tema si creen que les sale más rentable que iniciar un conflicto laboral de esos enconados. Si es una microempresa tenderán más a la judicialización (¿tú quieres descolgarte del convenio? pues te llevo a los tribunales laborales si no tengo donde negociarlo), y en las medias de tamaño pequeño al conflicto enconado (compañeros, vayamos a la huelga ya que lo único que nos permite es decir o sí o sí a la propuesta). Esta reforma laboral parece que la haya hecho alguien de la CGT en un momento de subidón porqué esta eliminación de los mecanismos de mediación y paritarios en algunos temas hace que la única solución sea el conflicto y de los duros. Para el anarcosindicalismo es la mejor de las soluciones en esta extraña lógica de cuanto peor mejor, pero para cualquier análisis económico de los costes de judicializar o enconar los conflictos laborales de esta manera es negativo. Ya no hablemos desde el punto de vista de los que más tienen a perder en un conflicto laboral, los trabajadores.

– La aparición de más ramas en el bosque contractual, nuevas formas de bonificación y mecanismos para poder descolgarse de convenios sin tutelas sindicales va a hacer esto el paraíso de las gestorías. Más gastos que paran a manos de intermediarios que no aportan valor a la economía productiva, a costa de la parte de salarios de los trabajadores y de dolores de cabeza para los empresarios de las PIMEs que verán como su vida se complica un poquito más. Unas relaciones laborales poco claras y de disminución de la confianza mútua (¿me haces un indefinido pero mantendrás las condiciones si puedes apretar un poco las tuercas más de aquí unos meses? ¿el contrato que me modificas hoy está basado en que la empresa sino se va al garete o realmente te estás aprovechando de mí?).

En definitiva, una reforma laboral que avanza mucho… en la dirección contraria a la que debería hacerlo, ya no desde el punto de vista de un malvado sindicalista que debora empresarios, sino desde lo que necesita la economía y los mercados laborales.

Por otro lado, os dejo aquí un buen material para profundizar en el tema:

 

– Estatuto de los Trabajadores con la modificación de la Reforma Laboral

 

Análisis comparativo de la Reforma Laboral con la situación previa.

Y si la reforma laboral no os gusta, podéis firmar la petición de Actuable para que la retiren.

 

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