Quiero una Catalunya sin nacionalismo banal

Una de las cosas que me gustaría que pasara en la hipotética Catalunya independiente es que superemos el nacionalismo banal de algunos países que nos rodean. El nacionalismo banal a veces no es tal, y adquiere formas sancionadoras y legislativas curiosas. En una visión liberal de la sociedad, las libertades individuales suelen tener más importancia que los elementos simbólicos colectivos y en gran parte nuestra sociedad es así. Un señor puede coger un símbolo religioso y colocarlo entre escrementos, puede dibujar a Mahoma fornicando con una cabra o podemos hacer chistes vejatorios sobre los políticos que hemos escogido. Pero en nuestra sociedad parece ser que eso no se puede hacer con los “símbolos e instituciones nacionales”. Quemar una bandera nacional, una foto del rey, o poner al jefe del estado desnudo follando a su mujer es motivo para que los tribunales actúen y sancionen. No es una cuestión que sólo Continua llegint

La crítica política ha de disparar hacia arriba

El conflicto dialéctico y la crítica asociada a la actividad política hace que quien quiera actuar en el ámbito político no pase por la vida como una virgen vestal con una inmaculada túnica blanca. Sin querer cometemos falacias dialécticas, fallos argumentales, corremos el riesgo de tener un exceso de celo en la defensa de nuestras ideas o en las críticas hacia nuestros compañeros por el mero hecho de que estamos implicados emocionalmente con una causa. Pero hay un principio ético que creo que no es bueno rebasar y es que nos reservemos las críticas más mordaces para hacerlas hacia arriba. Es bueno que las organizaciones tengan sistemas de sanción, y que las acciones asociales que van a causar daño intencionado sin ningún ánimo constructivo sean sancionables, en el difícil equilibrio con la libertad individual. Tampoco es malo que “entre pares” se realicen críticas a la acción política de cada uno. Continua llegint