Cuando la estelada se transformó en la bandera de los demócratas

El intento de prohibición de las esteladas en la final de la Copa del Rey en el Vicente Calderón ha sido uno de los mayores tiros en el pie que se haya podido pegar el aparato del estado español en su combate contra el movimiento independentista. Como mínimo ha conseguido tres efectos negativos para la causa anti-independentista. El primero ha sido galvanizar al independentismo durante una semana en algo que les une. Lo peor para el independentismo es pasar tiempo fuera del combate ideológico, entonces emergen las contradicciones internas y el aburrimiento. El independentismo está en una fase en la que ha combinar el trabajo tranquilo a través de las instituciones y la presencia en la calle (como la futura manifestación contra el Tribunal Constitucional del 29 de mayo). La prohibición de la estelada ha recordado al independentismo que tiene enfrente un estado que va a utilizar todas las vías Continua llegint

Es la democracia idiota, es la democracia

La imputación de Rigau, Ortega y Mas por poner unas urnas de cartón el 9N ha desplazado el frame del procés nuevamente al concepto “democracia”. Los indepes somos aproximadamente la mitad de la población catalana, pero los que queremos un proceso democrático y un referéndum para decidir el futuro de Catalunya somos del orden del 70% de la población. Y no es solo una cuestión de % del cuerpo social, sino que la sociedad civil organizada de forma hegemónicamente mayoritaria está en ese frame. La imputación ha vuelto a poner en marcha el Pacte Nacional del Dret a Decidir, no para organizar ninguna consulta, sino para proteger a los que la organizaron y generar un foco de protesta contra unos poderes estatales incapaces de aceptar que haya una región que quieran o no, vamos a decidir nuestro futuro por vías democráticas petándonos si es necesario, parte de la legislación española. Continua llegint

La izquierda y la ruptura democrática sin ruptura democrática

Una de las cosas que más me sorprende del discurso de cierta izquierda es que nos ofrecen una alternativa “al sistema” y son los primeros en reivindicar que la actual democracia tiene limitaciones, que el capitalismo tal y como lo hemos entendido estos últimos años es nefasto y los poderes públicos han perdido su control por parte de los ciudadanos. Esta izquierda nos ofrece un proceso constituyente, un reset al sistema, una propuesta para el 99%, un cambio de verdad. Algo parecido a la transición de 1977 que termine haciendo un país  más democrático, más justo y más solidario. Es una izquierda de una retórica aplastante y de unas lecciones morales inapelables. El gran problema es que el propio sistema político, económico y social no cambia porqué gobiernen unos y otros. A largo plazo se notan los diversos modelos de impuestos, de gasto público y de servicios sociales. Pero estos están Continua llegint

Los que son ingenieros sociales y hegemonistas antes que soberanistas

Hay dos formas de ver la política, desde el hegemonismo o desde el pluralismo. El primero intenta conseguir la mayoría suficiente para conseguir aplicar su programa de máximos, el segundo intenta, defendiendo su programa particular, hacer que el resultado sea la suma del máximo número de consensos (en los que también hay una correlación de fuerzas) para evitar que las instituciones y leyes estén a la contra de una parte de la sociedad. Para el hegemonismo, las batallas políticas se ganan (a ser posible una única vez) y a partir de ahí se alcanza el Nirvana mientras se impida la victoria del rival, para el pluralismo las batallas políticas son diarias, se negocian y se construyen intentando reflejar consensos sociales. Desde el hegemonismo cuando no existe la mayoría social para conseguir aplicar nuestro programa se recurre a la ingeniería social, pretendemos cambiar las preferencias de arriba a abajo o pretendemos aplicar Continua llegint